Desde que Jaime del Burgo decidió abrir la caja de Pandora y empezar a hacer públicos mensajes e imágenes de su expareja Letizia, en Zarzuela se provocó un descalabro. Y más, viendo cómo después, con el paso de los días, al empresario navarro ha ido a más y no ha parado de hacer nuevas publicaciones con indirectas sangrantes y directísimas todavía más demoledoras, dedicadas a su examante y al marido de esta, el rey Felipe. Un Del Burgo que de un tiempo a esta parte, es la pesadilla de la asturiana, del Borbón y de la hermana pequeña de la reina, una Telma Ortiz con quien después de salir con Letizia, se casó, y hay quien ve en este matrimonio una intención de hacerse servir como tapadera para seguir manteniendo la relación que tuviera con Letizia.

Letizia y Felipe GTRES

De momento, Letizia calla, y tampoco dice ni mu nadie de su entorno más próximo. Ni Felipe, ni nadie más de Zarzuela han salido al paso a defender a Letizia después de todo lo que está dejando caer del Burgo, cosa que no entiende Pilar Eyre, que alucina con el comportamiento de los Borbones en esta cuestión: "Se necesita que sean más proactivos en la defensa de la reina porque hay cosas que se dicen de la reina que le tienen que doler mucho, y ni su propio marido sale en defensa de la reina. Yo pienso que este matrimonio ya no existe como talAhora veremos si siguen el ejemplo de Juan Carlos y Sofía y permanecen juntos a pesar de que ya no son matrimonio, o si realmente optan cada uno, són jóvenes todavía, estamos en pleno siglo XXI, optan por decirlo, declararlo, y hacer vidas separadas, que tampoco pasaría nada".

Letizia GTRES

De momento, el matrimonio ha vuelto a coincidir en el Palacio Real, en una de las habituales, pelotas y con tufo de naftalina recepción a los cuerpos diplomáticos, besamanos interminable y todo el mundo con cara de solemnidad. Solemnidad que se rompió cuando a Letizia le cayó una joya que llevaba en la muñeca y se agachó a recogerla, delante de Felipe, plantado como un pasmarote a su lado. Una imagen que no era la primera vez que se producía... luciendo el mismo vestido azul. Y es que esta prenda de ropa parece que está maldita, le trae mala suerte o es un repelente de joyas. Porque otra vez que lo llevaba, hace dos años, en la celebración de la Pascua Militar, cuando lo estrenó, también le cayó otra joya.

Letizia y Felipe

A Letizia no es que llevar joyas le haga perder el sueño. Evidentemente, se las  pone, pero no es que sea precisamente una mujer que las lleve a todas horas. Escoge muy bien el momento, y en muchísimos actos, no lleva ninguna. De hecho, tal como recuerdan en Vanitatis, "para los actos matutinos, aunque sean de gala como este, la Reina no suele lucir muchas joyas. Al contrario, siempre se la ha criticado por ser demasiada sobria en ese aspecto". Hablan de la recepción diplomática donde, aparte de la pulserita que le cayó, llevaba otra joya. Y no una de cualquiera: un collar con zafiros, diamantes y perlas. Si Letizia no suele llevar joyas, y menos por la mañana, entonces, ¿por qué se quiso poner este collar?, se preguntan en el citado medio.

Letizia / GTRES

Y el motivo tiene que ver con Felipe. Este 22 de mayo se celebra el 20.º aniversario de su boda con el Borbón. Una fecha cargada de simbolismo, las bodas de porcelana, "de ahí que la Reina haya querido empezar a hacer algunos guiños". Y es que el collar que llevaba es una pieza que le regalaron sus suegros, los padres de Felipe, cuando se anunció su compromiso matrimonial. "Aunque doña Letizia recibió el aderezo en noviembre de 2003, en un almuerzo privado en el palacio de la Zarzuela, no lo estrenó hasta el 21 de mayo de 2004, en la cena previa a la boda que se celebró en El Pardo". Y desde entonces, quedó guardado en un cajón, desaparecido, missing... Hasta este miércoles.

 

Según unos expertos consultados por Vanitatis, queda claro que la intención de Letizia de lucir esta pieza ahora, una vez más, después de tantos años cogiendo polvo, ha sido la de "rescatar estas joyas para señalar que este año se conmemoran 20 años de su matrimonio. El objetivo era el de llevar a la gente a recordar la primera (y hasta entonces única) ocasión en la que había lucido el aderezo al completo: su preboda en el Palacio Real de El Pardo. Sabemos que no son joyas que le gusten particularmente"... No le gusta particularmente, pero se la pone. Un homenaje hipócrita a quien le hizo el regalo, sus suegros a los cuales detesta, y un gesto que suena como respuesta a Jaime del Burgo. ¿Él pone en duda su amor por Felipe? Pues ella lleva una joya para conmemorar el día que se casaron, como pregonando a los cuatro vientos lo feliz que se siente de vivir esta efeméride al lado de su marido... Otra milonga que a estas alturas ya no se traga nadie.