Letizia es una mujer controladora, calculadora, fría y distante. Lo ha demostrado todos los días con la corona, también con Felipe VI, y no iba a ser menos con sus hijas. Leonor y Sofía tenían muchas ganas de salir corriendo de Zarzuela para poder ser libres como cualquier otra persona de su edad. Estaban hartas de las imposiciones de su madre. La monarca siempre roza la perfección, no quiere que nada escape de su control y se ocupa personalmente de cada detalle. La princesa y la infanta nunca han podido ser unas niñas normales como cualquier otras. Les ha hecho saber desde que no levantaban más de un palmo del suelo que pertenecen a la corona.

Felipe, Letizia y Leonor en Pontevedra
Felipe, Letizia y Leonor en Pontevedra

Desde muy pequeñas, Leonor y Sofía han aprendido disciplina, protocolo, dicción. Han contado con profesores de todo tipo. Han aprendido prácticamente todos los idiomas, saben catalán, euskera, francés, inglés, italiano. Han recibido clases de estilismo y maquillaje. Incluso se las obligaba cada día a realizar actividad física y nunca pudieron probar la comida rápida. Su alimentación se basaba en los superalimentos, una dieta saludable y equilibrada que pactaba Letizia. En un documental que publicó Casa Real se las pudo ver en la mesa junto a sus padres almorzando una sopa de acelgas.

Letizia repasaba los actos de Leonor y Sofía con ellas encerradas en una habitación 

Leonor y Sofía iban a la escuela de 9 a 17h de la tarde, como todos los niños de aquella edad. Sin embargo, cuando ellas llegaban a casa se ponían a hacer los deberes y a estudiar con un profesor particular. Una vez finalizada esta tarea empezaban con las clases de dicción, idiomas, protocolo o deporte. Incluso los fines de semana tenían trabajo, no descansaban nunca. Fuentes cercanas aseguran que para las niñas ha sido un infierno vivir en Zarzuela, por ello volar de Madrid ha sido lo que más han agradecido. Ahora pueden ser más normales.

Letizia se enfadaba mucho con Leonor y Sofía cuando se saltaban el protocolo en algún acto institucional, un error que cometían con frecuencia cuando eran pequeñas pero las dotaba de naturalidad. La infanta aún se equivoca en muchas ocasiones, la princesa debe mejorar en su dicción, y dejar de leer los discursos, es la única crítica que recibe. Cuando acaban un acto, la reina se encierra con ellas en una habitación y ven de nuevo el acto, mientras tanto van repasando juntas sus errores. La monarca no dudaba en reprenderlas. Allí no era su madre, era una superiora. Pasaban realmente pánico.

Bernardo Curro Leonor Letizia Sofia GTRES
Bernardo Curro Leonor Letizia Sofia GTRES