Pilar Eyre acaba de escribir una obra de arte en su último artículo de Lecturas. Tomando como excusa las dos figuras más potentes de la Casa real, Letizia y la infanta Cristina, define perfectamente lo que es España, o más concretamente, las dos Asustas. La infanta Elena y la reina Sofía son dos secundarias del teatro de Zarzuela, momificadas, sin aristas, monárquicas clásicas, de las que disfrutan que las traten de Alteza, alejadas de la realidad. Cambio Letizia nació a una familia de clase trabajadora de izquierdas y sabe qué es divorciarse, abortar o engañar al marido con un amante. En definitiva, Letizia es humana. Cristina, por su parte, es la única de los Borbones que decidió huir del Palacio para instalarse de bien jovencita y soltera en "territorio enemigo": Catalunya. Tanto es así que se casó en Barcelona con un jugador del Barça, sus cuatro hijos son catalanes y en pleno 2025 está reformando su antiguo piso de la Avenida Pedralbes para instalarse cuando se jubile de La Caixa. Nada más catalán a la realeza que Cristina, pero una catalana pija, de zona alta, reservado en el restaurante y anticatalanista.
A pesar de la infanta Cristina ya nunca más será duquesa de Palma, sigue siendo una alta aristócrata como infanta, título que no perderá nunca al ser hija y hermana de reyes. eso aún le da caché entre la derecha monárquica y la nobleza. En cambio esta España sigue viendo Letizia como una trepa, una arribista, una paracaidista, una impostora. Cuando Felipe decidió casarse con una periodista nieta de un taxista tembló la alta sociedad. No para que Letizia fuera imperfecta, que entonces no se sabía, sino porque aquella presentadora de Telediario usurpaba el lugar que anhelaban hijas de duques y condes españoles. Y Eyre lo explica muy claro revelando el mote literario que esta derecha monárquica dedica a Letizia: "la reina roja", como la de la novela de Juan Gómez-Jurado. No por el personaje de ficción, hiper inteligente, sino por la connotación peyorativa de roja, izquierdosa, comunista.
Eyre: "Felipe se puso al lado de su mujer y en contra de Cristina. Pero en estos últimos tiempos, en los que el matrimonio lleva vidas autónomas en lo privado, Felipe ha reanudado tranquilamente las relaciones con su hermana, su favorita, la depositaria de todos sus secretos, su cómplice. (...) Pese a que es evidente que el matrimonio no comparte planes personales, y más si está Cristina por en medio, hay quien dice que Letizia no fue al último funeral porque no le gusta el ambiente pijo que rodea a su marido. El remate ha sido la cercanía de Cristina con su padre, la auténtica bestia negra de Zarzuela. Y en estos momentos en los que la popularidad de Letizia está por las nubes, se siente lo suficientemente empoderada como para no necesitar el apoyo de nadie. Por su forma de ser, las causas que defiende y su feminismo, se ha atraído la admiración de la izquierda, que llega a decir que ha salvado la corona. Aunque también atrae la aversión de la derecha más recalcitrante, que la tildan incluso de “reina roja".
Letizia miraba hace poco una foto colgada a una exposición de la agencia GTRES: es una imagen de su matrimonio cuando eran felices. Eyre destapa, con la excusa de la animadversión entre cuñadas, que Felipe y Letizia ya no hacen vida conyugal y que hay media España, la que vota PP y Vox, la derecha social, que detesta Letizia. La reina encarnada ha decidido no darles el gusto de divorciarse. Al igual que modeló Felipe a su gusto, hará lo mismo con Leonor. Letizia siempre gana.