Máxima tensión entre Letizia y Felipe. El matrimonio sufre una nueva crisis con los últimos contratiempos. Iñaki Urdangarin les envía indirectas presentándose en Baqueira Beret y en Palma de Mallorca. Pero no contentos solo con el exduque, Juan Carlos I ha decidid volver a España sin una comunicación oficial a Casa Real. No obstante, Zarzuela ya imaginaba que este viaje se produciría. El emérito es un amante de las regatas y no iba a perderse las de Sanxenxo, en las que participará el próximo fin de semana.
Casa Real le ha pedido que retrase su viaje hasta el fin de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, ya que este fin de semana empieza la campaña electoral y podría ser utilizado como arma política. Algunos grupo políticos ya han criticado su aparición. El próximo 19 de abril Juan Carlos I pisará suelo español, aunque su visita será breve, ya que volverá más adelante para “arreglar papeles”.
Felipe VI le ha pedido a Juan Carlos I que sea lo más discreto posible en su visita. No quieren otro ‘show’ mediático como el del año pasado. Su visita se convirtió en un circo y la prensa nacional e internacional no paraba de hablar de él. Si el exmonarca quiere volver definitivamente a España necesita un perfil bajo. Para ello se ha aumentado la seguridad y se refugiará en una casa más discreta, y no la de su amigo Pedro Campos, que utilizó al emérito como negocio.
Letizia no quiere a Juan Carlos cerca de sus hijas
Letizia no ha podido frenar el retorno de Juan Carlos I. No obstante, por suerte, en el día de su aparición, Leonor ya no estará en España, ya que se habrán acabado sus vacaciones de Semana Santa. La reina no quiere ni una sola aparición pública con la princesa de Asturias. No se ven desde agosto de 2020 y no coinciden desde años atrás.
Otra de las prohibiciones de Letizia es Zarzuela. No quiere que pise el territorio de los reyes. En esta ocasión, por lo menos de forma pública, no realizará ninguna parada en el palacio del príncipe para ver a la familia.
Letizia quiere alejarse de su vida y de la corona a Juan Carlos, un rey que ha provocado un auténtico cisma en la monarquía española y que les ha costado muchos esfuerzos para recuperar la confianza con la ciudadanía, y aún se encuentran trabajando en ello. La reina no confía en su suegro. No quiere verle ni en pintura. Le ha devuelto con los años el trato que él le dio cuando ella llegó a Zarzuela y se convirtió en princesa de Asturias. No la veía con buenos ojos porque era una plebeya, divorciada, de padres separados y presentadora de informativos.