En Zarzuela tocaba una de aquellas jornadas que tanto les gustan a los Borbones, uno de aquellos días que le sacan el polvo a los trajes militares y a las medallitas, empiezan a desfilar muchos soldados como si se hubieran tragado el palo de una escoba y con cara de intensitos y mucha solemnidad, llevan a cabo un acto protocolario con tufo de naftalina. Y este miércoles 3 de julio, tenían una de estas citas en la academia militar de Zaragoza, que se ha engalanado y ha lucido sus mejores galas con la visita de la familia real, con la princesa Leonor como una de las grandes protagonistas del día. ¿Qué tocaba hoy?: la tradicional entrega de despachos reales y nombramientos a los nuevos oficiales del ejército de tierra, donde a la heredera le ha tocado un despacho de alférez una vez acabado el curso en esta disciplina y antes de empezar las prácticas en la marina en un barco en Pontevedra. Y sus padres, tan orgullosos de la niña, como su hermana pequeña Sofía. Los cuatro viendo emocionados la entrega del rey a su hija, delante de la tribuna real.
Por las imágenes estáticas no pueden constatar la ventolera que hacía en Zaragoza. Por las fotos no pueden hacerse una idea de cómo soplaba el viento, excepto en alguna imagen como esta, donde se ve a la reina Letizia y cómo se le ponía el pelo en la cara, incontrolable, con los fuertes arrebatos de viento que ha habido en la zona esta mañana de miércoles.
Aunque la gran protagonista del día ha sido la hija mayor de los monarcas, su madre, Letizia, no puede evitar acaparar también todos los focos se lo proponga o no, como en este caso, cuando el viento le ha jugado una jugarreta cuando ha caminado en dirección a la tribuna. La asturiana, que para la ocasión se ha puesto un vestido espectacular floreado, de cariz veraniego y con un estampado vegetal con tonos verdosos, haciendo juego con el color caqui militar de su marido y su hija, ha visto cómo esta pieza de la firma Maje París hecha en gasa, con nido de abeja en la cintura, como destacan en la revista Lecturas, y escote en V y volantes por toda la falda... que han sufrido la fuerza del viento. La mencionada publicación se ha fijado en el mal trago de la reina, cuando "el vestido se le ha levantado por encima de la rodilla".
¿Qué ha hecho ella?: cogerlo rápidamente con las manos. Pero le ha costado quitarse la preocupación del cuerpo mientras sonaba el himno de España y "se mostraba visiblemente incómoda y es que no solo se veía obligada a colocarse las manos sobre el vestido para evitar que se levantara sino que todo el pelo se le vencía sobre la cara impidiéndole seguir el acto con normalidad". El vestido, al ser de gasa, era muy transparente, "pero que no cunda el pánico" porque Letizia, previsora, ha tomado medidas previas. Consciente de qué podía pasar, la reina se ha avanzado a los acontecimientos y se ha puesto un top de color blanco para evitar transparencias y que se viera más de la cuenta y "le jugaran una mala pasada. Una solución rápida y muy efectiva".