Felipe está sufriendo la peor crisis de imagen de todo su reinado. La prensa extranjera no tiene los problemas de autocensura de la española y el Daily Mail lo titula abiertamente como "El escándalo sexual de la reina Letizia". Las infidelidades de Letizia, no pocas y durante años con el mismo hombre, Jaime del Burgo amigo íntimo de la pareja, son una bofetada a la autoestima y la imagen del jefe del Estado, engañado por su propia mujer delante de sus narices. Del Burgo explica que Letizia estaba tan alejada de Felipe que no tenía problemas en convocar al amante en el mismo palacio de la Zarzuela, tenderse juntos en la misma tumbona de la piscina descubierta y decirle "Te amo" en 2010. Durante dos años mantuvieron encuentros íntimos en hoteles y en un piso de amor (un picadero) de la calle Miguel Ángel de Madrid. A En Blau ha llegado uno de los detalles que va diciendo Del Burgo a quién lo quiere escuchar: la pareja de amantes tenía para sus encuentros íntimos una habitación en el mismo Palacio de la Zarzuela. Es verosímil porque Letizia a todas partes iba con escolta y por lo tanto sus encuentros secretos no eran secretos. Y porque Zarzuela es un complejo de diferentes edificios tan grande como para que Juan Carlos tuvieraa Corinna viviendo, en el pabellón de caza llamado La Angorrilla. El o la amante más cerca que el marido o la esposa. Los Borbones están muy familiarizados con los cuernos. Los adulterios en la Casa Real solo son un escándalo si se publican en la prensa. Cuando quedan dentro del ámbito familiar, se gestionan como una eventualidad más de la Corona.
Pilar Eyre especula sobre la lesión en la mano que arrastra Felipe desde hace 2 meses. Quizás la provocó un ataque de ira golpeando un muro de Palacio, al saber que Peñafiel estaba a punto de difundir el gran secreto de la pareja. Los cuernos. Felipe los conoce desde el principio. Alguien de los escoltas o del servicio secreto le comunicó que en su matrimonio eran tres: él, Letizia y el amigo íntimo de la pareja. Entonces el marido cornudo presionó para que convencieran a Letizia de no divorciarse. Quien de ninguna manera se podía permitir aquel escándalo no era Letizia, era Felipe. A quien más daño hacía el divorcio era a él. Lo dejaba en evidencia. La única decisión importante que tiene que tomar un príncipe es escoger bien a la princesa. El resto le viene dado, pero eso lo tiene que hacer a solas. Y escogió a una presentadora que cuando se hartó de la Corona y del marido se tiró en brazos de un amante. Letizia planificó mucho el divorcio y su nueva vida con Del Burgo, vivirían en Nueva York y adquirirían una casa cerca de Zarzuela para cuando pudiera ver a las hijas. La custodia de Leonor y Sofía se la quedaba en exclusiva la Corona. Seguramente por eso, Letizia no acabó de dar el paso. Ahora este problema ya no está: las niñas son adultas (la pequeña casi). El divorcio es por primera vez una opción muy probable. Entonces no se consumó a pesar de cómo amantes lo planificaron en diferentes encuentros. La prensa extranjera, el diario Daily Mail de Londres, publica el lugar secreto donde se veían Del Burgo y Letizia cuando pasaban tiempos juntos en Barcelona. El lugar escogido, la cama donde dormían, es una humillación extra para Felipe: el Hotel Rey Juan Carlos I de la zona alta de la Diagonal.
Según el diario "La pareja mantenía encuentros en el Hotel Juan Carlos I de Barcelona, dicho así en honor al padre de Felipe". Si daban un nombre falso en la recepción o ni hacía falta es cosa de ellos, pero se instalaban en Pedralbes en el hotel de lujo 5 estrellas que gestionaba Joan Gaspar. El hotel unos metros más abajo de la Diagonal se llamaba Hotel Princesa Sofía en honor a la esposa de Juan Carlos cuando eran príncipes, durante el Franquismo. Para seguir la adulación a la corona, al nuevo gran hotel barcelonés de los JJOO le pusieron el nombre del monarca. Y en sus camas de lujo dormían (y lo que fuera) Del Burgo y Letizia, con el gran nombre de su suegro en la fachada. Felipe humillado por los cuatro costados. Acabó perdonando a Letizia y doce años después siguen casados. Ahora, sin embargo, no se sabe si durarán. Tienen un problema de imagen. Los Borbones son así: la infanta Cristina soportó todas las infidelidades de Urdangarin hasta una: la que salió en foto de portada. Cuando los cuernos los ve todo el mundo duelen de verdad.