Poco a poco se van sabiendo nuevas curiosidades en torno a la figura de la reina Letizia. Curiosidades recogidas en el excelente libro póstumo del periodista y escritor Carlos García-Calvo. Letizia, de la A a la Z desgrana punto por punto cosas conocidas y otros no tan sabidas sobre la monarca española. Y algunas no dejan de sorprender.

El abecedario que propone el autor vale mucho la pena. Una serie de entradas se van desarrollando durante todo el libro, con algunas palabras que llaman mucho la atención, como por ejemplo, los apodos que reciben la reina y sus amigas o el regalo más incómodo que le han hecho. Letizia ha ido modelando su comportamiento desde que vive en Zarzuela. Aquella periodista espontánea que empezó en Asturias ahora se ha convertido en alguien que controla el mínimo detalle de lo que hace o lo que dice. Pero hay cosas que vienen de serie y que son difíciles de reprimir.

Letizia (GTRES)

Leyendo por la letra "J" nos encontramos con que el autor nos habla de una de sus expresiones favoritas, que se pasaba el día diciendo arriba y abajo, impropio de alguien que tenía que reinar y mantener los modales propios de una institución encorsetada como la monarquía. Explica García-Calvo que Letizia decía constantemente la palabra "Jolín", con la derivada "Jolines", cuando alguna cosa la sacaba de quicio. Pero como bien escribe, "al entrar a formar parte de la Familia Real, Letizia tuvo que adaptar a su nuevo estatus sus expresiones menos elegantes". Por lo visto,  "más de uno asegura haber escuchado esta exclamación en boca de la entonces flamante prometida del Príncipe de Asturias, algo muy criticado por la familia de su marido, según nos cuentan los que la frecuentaron entonces".  De hecho, en algunos círculos en Zarzuela todavía se la conoce como La Jolines.

Felipe y Letizia (GTRES)

¿Qué ha tenido que hacer Letizia? Suprimir el taco de su vocabulario. Pero la cabra tira al monte y son muchos los momentos que alguna cosa saca de quicio a la reina. Por eso, explica el periodista, Letizia la ha substituido por otra expresión que suena incluso peor: "Parece haberla reemplazado por algo decididamente más chic como merde!, como pudimos apreciar en su mensaje de adhesión a su compiyogui que reprodujo La Otra Crónica del diario El Mundo". Cambiar Jolines por Mierda, aunque sea en francés, no parece ir a mejor. Pero claro está, como mínimo, nadie se atreverá a llamarle La Merde en lugar de La Jolines.