El verano Borbón de este año nos está dejando imágenes muy curiosas. Primero de todo, hay que destacar la soledad de la reina Sofía en Mallorca, que sólo ha coincidido con los Reyes y las niñas durante una semana -que han aprovechado, por cierto, para seguir haciendo el paripé y hacer ver que todos los mal rollos están olvidados-. Ha sido la primera vez, además, que el resto de nietos no pasan ningún día de vacaciones con ella... Y todo, mientras el rey Juan Carlos sigue escondido después del escándalo Corinna y sin dar ninguna explicación al respecto. Tampoco se ha visto a las infantas Cristina y Elena por Marivent, con lo que la única compañía de la emérita está siendo su inseparable hermana Irene.
El malestar parece que sigue reinando entre los Borbones... Y seguramente esta fue la razón que provocó la decisión de los Reyes de enviar a sus hijas a un campamento en Estados Unidos. A finales de junio hacían oficial el viaje de la princesa Leonor y su hermana al país norteamericano, pero no especificaron en qué zona estarían. Simplemente aseguraron que estarían todo el mes de julio allí en un viaje pensado para que enriquecieran su background.
Pues bien, ahora se acaba de filtrar el destino. Vanitatis asegura que pueden confirmar que las pequeñas Borbonas han estado en la ciudad que nunca duerme, en Nueva York. Entre rascacielos, luces, la inmensidad de Central Park y el lujo de Manhattan... Allí volaron las pequeñas en un vuelo que hicieron acompañadas de Letizia, cuando pusieron en marcha un viaje de chicas dos días antes del inicio del campamento.
Parece que la Reina tuvo una semana de aquello más viajera, ya que habrían viajado hasta allí sólo 48 horas después de su vuelta de Washington -viaje en el que tuvo lugar el comentado encuentro con Melania Trump-. Como decíamos, las tres Ortiz habrían cogido un vuelo de Iberia desde Madrid el mediodía del 22 de junio.
Nadie supo de esta salida, así como tampoco se sabe todavía qué hicieron durante los dos días libres en la ciudad. En el avión siguieron el protocolo habitual, se esperaron en una furgoneta al lado de la escalerilla hasta que subieron todos los pasajeros. Y una vez dentro, ocuparon sus sitios de bussiness al lado de cuatro guardaespaldas y el servicio protocolario. Saludaron al comandante y su segundo y empezaron con el entretenimiento propio de estos vuelos largos de 8 horas: películas, juegos y música.
¿Qué habrán aprendido las pequeñas en el campamento? ¿Habrán hecho amigos internacionales? ¿Las veremos volver a hacer un viaje de estas características?