Cuentan muchas fuentes expertas en la casa real que la reina Letizia tenía ya intenciones de acercarse a Felipe mucho antes de conocerlo. Su ex amante Jim Russo afirmó que cuando estaban juntos le veía como el “soltero de oro” y que tenía una fijación especial en él. El motivo: afirman que Letizia siempre ha tenido ansias de poder, y ser reina de España era una de sus metas.
Pero, para lograrlo, no había suficiente con seducir al entonces príncipe. Su pasado contenía episodios que dificultaban su aceptación en la familia real. Y no hablamos del clasismo de la reina Sofía o el rey Juan Carlos I, que nunca la vieron con buenos ojos por ser una plebeya. Nos referimos al vínculo de la monarquía con la Iglesia, que ponía en peligro el matrimonio real debido capítulos de la vida de Letizia que eran inconcebibles por la institución monárquica.
Felipe y Letizia ocultaron detalles del pasado de la reina para asegurar su matrimonio
Su boda con el entonces príncipe Felipe fue presentada como una unión impecable, acorde a los cánones del deber, la fe y la realeza. Pero lo que no sabían los millones de espectadores y, sobre todo, lo que no sabían muchos dentro de la Iglesia, era que Letizia tenía un pasado que no comulgaba con los principios de la institución.

Según ha revelado su primo David Rocasolano en el polémico libro 'Adiós, princesa', Letizia se habría sometido a un aborto años antes de conocer a Felipe. El procedimiento tuvo lugar en la Clínica Dator, y fue gestionado con la máxima discreción. Pero cuando la relación con el heredero se formalizó, ese episodio se convirtió en un problema mayúsculo que amenazaba con desbaratar la boda real.
Fuentes próximas a Zarzuela aseguran que fue el propio Felipe quien movió hilos para que toda prueba del aborto desapareciera, consciente de que una revelación así provocaría el rechazo frontal del clero. En la Casa Real sabían que la Iglesia jamás habría dado su bendición a un enlace canónico con semejante antecedente.

Letizia engañó a la Iglesia, incluso se hizo pasar por católica
Y entonces vino la actuación más calculada de Letizia. Para cumplir con los requisitos religiosos, simuló una conversión al catolicismo, asistiendo a charlas, catequesis y presentándose como una mujer de fe. Arzobispos, cardenales y hasta el papa confiaron en esa puesta en escena, sin saber que todo respondía a una estrategia para entrar por la puerta grande al templo sin creer realmente en él.
El engaño no se limitó al altar. Durante años, Letizia ha mantenido una imagen de respetuosa y cercana a la Iglesia, mientras en privado se ha mostrado crítica, distante y desligada de cualquier práctica religiosa real. Todo era imagen, todo era cálculo.
Ahora, con el paso del tiempo y la distancia emocional evidente entre los reyes, muchos en el entorno eclesiástico se sienten traicionados. Algunos aseguran que jamás habrían autorizado el matrimonio si hubieran conocido la verdad. Otros, más discretos, admiten que se sintieron utilizados para lavar una imagen que hoy parece desmoronarse.