Letizia estaba avisada: en Madrid llueve. Tenía un acto oficial de unos premios de la Moda, entre otros al catalán Custo Dalmau, y quería ir estupenda. Tanto que la ha pifiado con el look: falda ligera en lugar de pantalones, que el viento se llevaba y voleaba con el riesgo de enseñar lo que siempre esconde: sus rodillas. Zapatos de tacón y lo peor, un jersey negro tan finito que entre el agua y los flashes de los fotógrafos, enseñaba los sujetadores de copa blanquísima de Letizia. Vídeo:
El digital Vanitatis coincide en señalar la mala elección de Letizia: "Una blusa indiscreta, diseño negro con botonadura delantera, mangas transparentes y escote cerrado con un botón. Una prenda nueva que le ha jugado una mala pasada, los flashes de las cámaras han provocado que mostrara más de lo que hubiera querido". No dicen lo evidente: enseña la ropa interior, la copa y el tamaño de los pechos. Muy inadecuado todo.
Cada vez que Letizia quiere destacar elige ropa entallada. Ya son muchas ocasiones, incluso Núñez Feijóo giró la mirada hacia la reina. A veces es la talla, a veces la lluvia o los flashes:
Letizia conserva una belleza madura a los 48 años que la mascarilla ayuda a tapar. Sin las facciones de la cara a la vista, cambiadas a golpes de bisturí, su ropa habla por ella. Y hoy ha hablado demasiado.