Letizia es considerada una de las reinas más elegantes de las monarquías europeas. Causa sensación en cualquier viaje de Estado. La prensa internacional ya está preparada en Ámsterdam para su recibimiento. Sus estilismos son analizados con lupa, la ropa que usa se agota en cuestión de minutos. La reina siempre apuesta por marcas españolas, combina firmas más exclusivas con Inditex. Sin embargo, en contrapartida, se ha criticado mucho su actitud. Es una mujer fría y calculadora, demasiado controladora. Le gusta que todo esté perfecto, sin ningún error, y esto le resta naturalidad y espontaneidad, por eso se aleja de la ciudadanía. Sus asesores han estado trabajando en este aspecto, aunque justo cuando iban por buen camino todo se tuerce. Desde Casa Real se inicia una campaña de desprestigio para acabar con ella. En la última década ha dejado a Felipe en la sombra y eso no se podía permitir más tiempo. A partir de ahora ella vive detrás de Felipe.
Letizia nunca comete un error
Son muchas cosas que a día de hoy no se conocen de Letizia. Se sabe que es una mujer muy controladora y calculadora. Ella mide al milímetro cada uno de sus pasos, su atuendo, su maquillaje, su peinado, las palabras que dirá. Nada se escapa de su control. De hecho, la reina siempre llega la última a todos los actos institucionales o familiares por un motivo. Según cuentan personas de su entorno, son algunos de sus escoltas los que llegan primero a ver el terreno. La reina quiere comprobar que todas visten diferente a ella. No se puede permitir ir igual que nadie. Una vez que le dan el visto bueno puede llegar con el coche, sino obliga a irse de nuevo al hotel o a Zarzuela, incluso suele llevar un cambio de ropa, una opción B, en el coche por si debe actuar con rapidez. "Cuando viaja a otra ciudad es capaz de hacer contorsionamos y cambiarse en el coche para no repetir modelo. Si ve algo que le gusta, pregunta, como cuando se interesó por las pestañas postizas que llevaba una empresaria: '¿Son incómodas?'".
Letizia dejó claro a Felipe que ella nunca sería como la reina Sofía, jamás permanecería a su sombra, ella misma tendría su propia identidad, y así fue hasta hace unos meses. Ella daba todas las órdenes y el rey las acataba sin rechistar. "'Yo nunca seré como tu madre ni aguantaré lo que aguanta ella', a lo que Felipe habría respondido: 'Yo tampoco soy como mi padre y además te quiero para siempre'", cuenta Pilar Eyre.
Y se sabe que ella es una mujer perfeccionista, todavía recuerda Pilar Eyre un episodio que volvió loco a un modista. "Modificó tantas veces su vestido de novia en el taller del gran Pertegaz, en la Diagonal de Barcelona, que al final casi no se parecía al diseño original creado por el modisto".