Tenía que pasar. Letizia se ha acercado tanto a la ropa low cost, Zara, Massimo Dutti y similares, que la camisa blanca que ha escogido para recibir al Cuerpo Diplomático pasará a la historia por otro cuerpo, el de la reina. Unas fotos que nunca le habíamos visto, con una falda de terciopelo granate y sobre todo una camisa inapropiada. Las revistas del corazón como Vanitatis la critican abiertamente: "La camisa parece estar metida a presión dentro de la falda. De ahí que le tire tanto en la zona del pecho y se crean unas arrugas en la cintura". Le tira el pecho es lo que en palabras populares diríamos "marca pezón". Valoren:
Uno de los actos más protocolarios de la reina y la prensa la destroza: "Las mangas le quedan largas. ¿No hay un modisto en Zarzuela que se las puede arreglar? O simplemente podría comprarle una talla menos". Sin piedad.
El diario El Mundo prefiere no hablar de los pechos reales y cataloga a Letizia por su "look institutriz o look ama de llaves de casa importante". Le reprochan que no lleve "ni un collar, cadena o broche que le hubiese quitado esa severidad y aburrimiento". El autor de la crónica, el experto Carlos García-Calvo, por primera vez no acierta. Llamar "aburrida" a esta imagen es no saber apreciar las muchas cualidades de Letizia. Sólo le habría faltado una aguja de pecho. Mejor desviar el foco de la zona o el alfiler le sacará un ojo al rey Felipe.
La Agencia estatal de noticias, EFE, y la Casa Real no osan distribuir la foto donde a Letizia se le marca todo. Se conforman con fotos frontales o de perfil más discretas. Pero el Cuerpo Diplomático presente en el acto todavía taralea la canción de Ana Belén: "España camisa blanca de mi esperanza..."