La relación entre los reyes de España, Felipe VI y Letizia, lleva años siendo un tema de interés tanto público como privado. Aunque en los actos oficiales mantienen las formas, en su vida privada la situación es completamente distinta. Según diversas fuentes, la pareja lleva más de una década sin dirigirse la palabra fuera de los compromisos institucionales. La crisis dura desde hace años. Pero el detonante definitivo este distanciamiento habrían sido las revelaciones sobre la supuesta infidelidad de la reina con Jaime del Burgo, un hecho que marcó un antes y un después en su matrimonio.
Desde entonces, los reyes viven separados. Mientras Felipe se quedó en el Pabellón del Príncipe, Letizia optó por trasladarse a un edificio colindante dentro del recinto de Zarzuela. Esta separación física ha reforzado la percepción de que su matrimonio se sostiene únicamente por motivos de protocolo y para evitar un escándalo que podría dañar aún más la imagen de la corona.
Felipe VI y Letizia llegan a un punto de no retorno
Por su parte, Felipe parece haber perdido por completo la conexión emocional que alguna vez tuvo con Letizia. Aunque en su momento estuvo dispuesto a defenderla contra la oposición de sus padres e incluso poner en riesgo su papel como heredero al trono, ahora se muestra más enfocado en recuperar su independencia personal. Sus fines de semana, libres de compromisos oficiales, se han convertido en una vía de escape, y sus amigos más cercanos parecen ser cómplices de su nueva etapa de vida.
Sin embargo, pese a esta distancia, la reina sigue mostrando un alto nivel de control sobre los movimientos de su esposo, especialmente cuando se trata de sus relaciones personales.
La reina Letizia está muy pendiente de las relaciones de Felipe VI
En los últimos meses, Felipe ha retomado el contacto con sus antiguos amigos, en particular con Álvaro Fuster, uno de los pocos que cuenta con la aprobación de Letizia. Sin embargo, no todos los encuentros del rey parecen ser del agrado de la reina. Según expertas en la monarquía como Laura Rodríguez o Maika Vasco, el rey mantiene una relación con una heredera rica. Una mujer a quien ha llevado en ocasiones al domicilio de Álvaro Fuster en Pozuelo de Alarcón. Pero lo que más ha generado tensiones es la posibilidad de que esta mujer haya sido invitada a las propias dependencias de Zarzuela, un espacio que Letizia considera sagrado.
La reina habría advertido de manera explícita a su marido que no tolerará que traiga a sus amigas íntimas al palacio. Según se comenta, Letizia habría recordado que ella también tiene amigos y que, de ser necesario, podría seguir el mismo camino que Felipe. La reina, conocida por su carácter firme y su capacidad de sobreponerse a las adversidades, parece estar dispuesta a enfrentar las consecuencias si las cosas se salen de control, algo sale a la luz y le supone una humillación pública.