Jaime Peñafiel ha vuelto a hacerlo. Aprovecha su columna en el digital LOC para destrozar a su víctima favorita: la reina Letizia. Aprovecha que se han publicado declaraciones de guardaespaldas de Lady Di reconociendo que mantenían relaciones sexuales con la princesa de Gales. Peñafiel insinúa, en este contexto, que Letizia también tendría relaciones "inapropiadas" con los encargados de custodiarle la espalda. Y lo hace recordando un momento insólito de la reina: el día que la pillaron comiendo pipas y tirando los cáscaras al suelo de compadreo con los guardaespaldas:
La revista Hola la llamó "sencilla ciudadana" porque cerda era excesivo. Comiendo pipas de girasol en plena calle rodeada de guardaespaldas y la vía pública llena de cáscaras. Lo más suave es incívica. Y Peñafiel escribe: "La relación de Diana con sus guardaespaldas no era la adecuada. Como Letizia que, en los primeros años de matrimonio, fue fotografiada en actitud amistosa cono varios miembros de su equipo de seguridad con los que compartía una bolsa de pipas en pleno centro de Madrid". Actitud amistosa, en los códigos de prensa rosa significa seducción.
Peñafiel no dispara sin apuntar. En la misma columna se pregunta sobre los sobrinos de Letizia Froilán y Victoria Federica "¿En que pudieron gastar el muchacho y su hermana 250.000 euros cono las tarjetas black que las dio su abuelo?". La misma actitud inexplicable, de baja estofa, de menosprecio. La monarquía no se democratiza, se vulgariza: adulterios, fraude, incivismo. Letizia no es una reina, una queen. Es una Latin Quenn.