Se ha acabado la tregua. Un mes ha durado la paz en Zarzuela. El final abrupto, inesperado y sospechoso de Jaime del Burgo, que dejó de escribir tuits de un día para otro sin ninguna explicación y en medio de una cuenta atrás de 48 horas que el cuñado de los reyes concedió a Felipe y Letizia, hacía pensar que Zaruzela había acabado con la amenaza del Burgo. Treinta días después de aquella desaparición, Del Burgo ha vuelto. Primero colgando una foto de perfil y después escribiendo el primer tuit que, sospechosamente, no tiene nada que ver con Casa Real. Un señor ultra-religioso y de extrema derecha poniendo a parir al papa Francisco por sobrepeso o llevar zapatos corrientes y no rojos de lujo que calzan algunos papas. Del Burgo hace el ridículo porque no entiende que a nadie le interesa qué piensa del papa, del gobierno o del cultivo de la remolacha. Solo tiene interés si explica su experiencia personal con los reyes Felipe y Letizia. El resto es tan relevante como cualquier tuitero de ultraderecha. El problema es que no se sabe hacia dónde dispara. Si Zarzuela lo ha amenazado hasta el punto de prohibirle escribir nada de los reyes, aparte de haber eliminado todos los tuits anteriores, o si, sencillamente, Del Burgo va y viene, escribe y borra, habla de Francisco o de Felipe sin ningún otro criterio que hacer lo que le da la gana. Si es eso último, Letizia aprieta la mandíbula.
Letizia no sabe qué la espera. Esta sensación es quizás la peor de todas. Si Jaime del Burgo se desquicia, se lo aísla como lo que es: un examante de Letizia que no ha superado haber quedado fuera de la corte. Si del Burgo calla, todos tranquilos. Pero si Jaime, el cuñado, el amante, el amigo, el novio de Letizia, sigue haciendo tuits airados, excesivos, larguísimos y fuera de lugar como el último sobre los zapatos del papa en un programa de Jordi Évole, entonces Letizia no podrá dormir tranquila. Ni Felipe, que con Camilo Villarino y la nueva mano derecha de Letizia, María Jesús Ocaña, han tomado la primera decisión y la mantienen sin esconderla: Letizia castigada, arrinconada, escondida, no sale a presidir ni un solo acto oficial. Desde hace ya un mes. Ha pasado Semana Santa, la primera semana de abril y la segunda y Letizia solo salió a dos actos del rey, por los premios de Cultura y por los premios del Deporte. Letizia sin ningún papel dentro del acto. Esta segunda semana de abril se repite el patrón: Letizia no tiene ni un solo acto oficial, toda la semana en blanco excepto un día, el jueves, donde el rey le permite a su mujer asistir a un acto que Felipe preside, unos premios de Diseño en las Canarias el jueves. Letizia no aparece más que un día y de comparsa del marido. Un efecto Del Burgo que nadie esconde: Letizia ha perdido el protagonismo en Zarzuela, en Hola y en la vida oficial española. Ya no pinta nada.
Del Burgo sigue con sus obsesiones y teorías conspiranoicas. No solo que Felipe es un títere en manos de Pedro Sánchez sino que Francisco es un peligroso comunista que ha venido a destruir la Iglesia. El padre de Del Burgo fue un famoso diputado del PP que sostuvo durante toda la Comisión de Investigación del 11-M que los atentados en los trenes de Madrid eran obra de ETA y no de islamistas. Del Burgo vale por lo que vivió, él personalmente en Zarzuela como íntimo de los reyes, amante de Letizia y marido de Telma. Del Burgo vale por lo que sabe, no por lo que opina. Toda la chatarra que Benedicto XVI era un gran papa y Francisco un demonio es un discurso propio de católicos ultras. Que está muy bien para su parroquia, los que gritan Felpudo VI en las manifestaciones contra la amnistía o contra Pedro Sánchez. Pero para el resto de ciudadanos, los que pagan el mantenimiento de toda la familia Borbón, Del Burgo tiene una única misión: explicar la verdad de qué se esconde tras las paredes de Zarzuela, especialmente en el matrimonio real.
Eso es lo que lo hace peligroso, lo que aterroriza a Letizia y lo que ha hecho que Felipe aparte a su mujer de la vida pública como preparándolos a todos, a ella y a la opinión pública, para el paso que queda por hacer si Del Burgo saca la artillería pesada: soltar lastre, divorciarse de Letizia y seguir de rey soltero. La única obligación del rey aparte de reproducirse y tener hijos, cosa que ya ha hecho, es custodiar la Corona. Todo el resto, todo, es prescindible. Y Letizia lo sabe. Si la tiene que dejar caer, Letizia caerá.