El lunes 8 de abril pasado fue una fecha de especial importancia en el calendario de la Casa Real. Una vez más, se congregaron para rendir homenaje a Fernando Gómez-Acebo, como ya lo habían hecho el mes anterior. Aquella tarde estaba programada una misa fúnebre a la que asistió Juan Carlos, quien lamentablemente no pudo estar presente en el funeral ni en el tanatorio el mes pasado. La muerte de Fernando fue un golpe devastador para la familia Borbón, ya que el hijo de la infanta Pilar falleció a la temprana edad de 49 años debido a complicaciones respiratorias y cardíacas derivadas de una infección de gripe A que agravó sus patologías previas.
El servicio fúnebre se llevó a cabo en la Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas de Madrid, donde familiares y amigos se reunieron para despedir a Fernando. Todos los miembros de la familia Borbón estuvieron presentes en este momento de dolor. Simoneta Gómez-Acebo, hermana del difunto, llegó a la iglesia entre las primeras. Posteriormente, llegó María Zurita, visiblemente afectada por la pérdida de su primo. La infanta Elena llegó acompañada por su hijo Froilán, mientras que Juan Carlos y la infanta Cristina hicieron su entrada juntos. Ambos habían pasado el fin de semana en Madrid y habían pernoctado en el Palacio de la Zarzuela, en un gesto que desafiaba las indicaciones de Letizia, quien ya no ostentaba poder alguno.
Nadie habla con Letizia, la familia le da la espalda
Con el transcurso de la tarde, otros miembros de la familia, como Victoria Federica, se unieron a la congregación. Por último, y notoriamente distanciados del resto, llegaron los Reyes, Felipe y Letizia, justo cuando la ceremonia estaba por comenzar.
La presencia de Letizia entre amigos, familiares y la propia familia Borbón parecía opacada. Su presencia pasó casi inadvertida, y algunos miembros de los Gómez-Acebo expresaron abiertamente su deseo de que no estuviera presente debido al daño que consideraban que había causado a la familia. A pesar de esto, Letizia, siguiendo el protocolo real, asistió al acto. Llegó tarde y se retiró temprano, evitando cualquier contacto con los Borbón, incluyendo a Juan Carlos, la infanta Elena y la infanta Cristina.
Una vez más salió a relucir el daño que ha hecho la campaña de desprestigio contra la reina orquestada posiblemente por alguien de Casa Real, todo apunta a Juan Carlos, quien la culpa de todos sus males. Letizia estuvo toda la tarde fuera de juego. Nadie de los Borbón habló con ella, suerte que había otros amigos de la familia que disimularon la situación.