La reina Letizia siempre ha sido una figura discreta en lo que respecta a su vida familiar, pero su vínculo con su sobrina Carla Vigo ha generado un gran interés a lo largo de los años. Carla, hija de la fallecida Érika Ortiz, ha atravesado graves problemas de salud mental, incluyendo un trastorno de conducta alimentaria (TCA) que la ha llevado a múltiples ingresos hospitalarios. La joven ha compartido públicamente su lucha, describiendo cómo, desde los ocho o nueve años, comenzó a tener una percepción distorsionada de su imagen corporal.
Los especialistas atribuyen parte de sus problemas al trauma causado por el suicidio de su madre, un episodio que marcó profundamente su vida. Durante estos años, sus abuelos maternos, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, han sido su mayor apoyo, acompañándola en sus ingresos hospitalarios y ayudándola a reconstruir su estabilidad emocional. Sin embargo, ha sido la reina Letizia quien ha asumido un papel determinante, aunque siempre desde un perfil bajo.
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La reina Letizia, apoyo de Carla Vigo en la sombra
A pesar de que la relación entre Letizia y Carla no es muy visible en público, se ha sabido que la reina cubre los gastos del piso tutelado en el que reside su sobrina. Este tipo de alojamiento, destinado a personas con problemas de salud mental, tiene un coste de entre 1.500 y 1.700 euros mensuales, además de los gastos adicionales que Letizia también ha asumido.
Gracias a esta ayuda, Carla ha podido mantener una rutina estable, aunque su intento de independizarse el año pasado terminó en una mala experiencia, marcada por un asalto en el metro y una urgencia médica que la dejó con lesiones visibles en la cara, el cuello y la oreja.
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Letizia intentó adoptar a Carla Vigo
Sin embargo, lo más sorprendente de esta historia es que la implicación de Letizia con su sobrina va mucho más allá del apoyo financiero. Varias fuentes han afirmado que, tras la muerte de Érika Ortiz, la entonces princesa de Asturias, con el respaldo de su madre Paloma Rocasolano, intentó iniciar un proceso de adopción para hacerse cargo de la niña. Este movimiento, según estas fuentes, no fue bien recibido por Antonio Vigo, padre de Carla, quien en aquel momento estaba en plenas condiciones de asumir su paternidad y se negó rotundamente a ceder la custodia de su hija.
El intento de Letizia de adoptar a Carla fue visto en su momento como un gesto de protección, pero también generó controversia en el círculo cercano de la familia. No solo por la oposición del padre, sino porque habría sido un proceso jurídicamente complicado debido a las circunstancias legales. A pesar de ello, el vínculo entre Letizia y Carla nunca desapareció, aunque la reina ha optado por mantenerlo en la mayor discreción posible.