Letizia y Felipe VI han abordado en numerosas ocasiones un tema delicado que, tarde o temprano, todas las familias reales deben enfrentar: la cuestión de su descanso eterno. Al igual que cualquier persona, los reyes no son inmortales, y en el futuro sus hijas se verán obligadas a tomar decisiones similares a las que ahora el monarca debe afrontar respecto a sus propios padres, quienes, debido a su avanzada edad y los problemas de salud asociados, ya han expresado sus preferencias sobre el lugar donde desean ser enterrados.
La reina Sofía ha dejado claro en diversas ocasiones que no quiere ser sepultada en la Cripta Real del Monasterio de El Escorial. Su deseo es descansar en Atenas, junto a los miembros de la familia real de Grecia, a la que pertenece por nacimiento. Además, ha manifestado su intención de ser incinerada, con parte de sus cenizas esparcidas en el mar Egeo, un lugar que guarda un profundo significado personal para ella. En contraste, el rey emérito Juan Carlos es mucho más tradicional y desea ser enterrado en la Cripta Real, donde yace su padre, don Juan de Borbón. Sin embargo, este espacio se encuentra lleno desde los años 90, cuando el propio Juan Carlos decidió que sus padres descansaran allí.
En septiembre pasado, el rey emérito visitó Madrid y, acompañado de su equipo de seguridad, acudió a San Lorenzo de El Escorial, lo que reavivó el debate sobre la Cripta Real. Este panteón ha sido el lugar de descanso de los monarcas españoles durante más de cuatro siglos, pero su capacidad está agotada. Marina Fernández, directora de Comunicación del Grupo Escuela Internacional de Protocolo, explicó que, aunque Juan Carlos ya no sea rey reinante, aprobó que su padre, quien nunca reinó, fuese enterrado allí, creando un precedente. Ahora, no hay espacio suficiente para él, Sofía, Felipe VI y Letizia.
Letizia deja por escrito sus deseos a la hora de su muerte
Ante esta situación, se estudia la posibilidad de construir una ampliación adyacente. Aunque Felipe y Letizia no han expresado una opinión contraria, el emérito estaría descontento ante la idea de que sus restos reposen junto a quienes considera adversarios. Sin embargo, las obras aún no han comenzado, y el tiempo apremia, pues tanto Juan Carlos como Sofía envejecen rápidamente.
Aunque la monarquía goza de numerosos privilegios, en cuestiones de mortalidad son iguales al resto. Las decisiones sobre su destino final aún no están definidas, pero el debate sobre la Cripta Real y su ampliación sigue en el aire mientras el tiempo avanza inexorablemente.
Letizia rehizo su testamento para dejar como únicas herederas universales a sus dos hijas, Leonor y Sofía. Y escribir sus últimas voluntades. Tal y como figura en el escrito, la reina quiere honores de monarca, como a Felipe VI en su entierro. Un funeral igual que el que se realizó a la reina Isabel II.
