El momento más triste de la vida de Letizia fue en febrero de 2007, cuando se suicidó su hermana pequeña Érika Ortiz a los 31 años dejando a una hija, Carla Vigo. El último biógrafo de la reina, el difunto Carlos García Calvo, ha escrito sobre una reverencia muy inoportuna de Letizia a su suegro durante el funeral. Se trata del plongeon: una genuflexión, doblando la rodilla, bajándola casi al suelo y acotando la cabeza en señal de devoción. Inapropiadísimo en aquel momento terrible para Letizia y la familia Ortiz Rocasolano:
Escribe García Calvo al libro Letizia de la A en la Z: "Plongeon: vocablo francés (chapuzón o zambullida) que los royals utilizan coloquialmente para definir la reverencia de corte que las mujeres hacen a los miembros de las casas realas y entre sí, estén o no destronadas. Una reverencia que en el siglo XXI se exagerada y casi inexistente, ya que Letizia apenas baja la cabeza levemente para saludar a sus homólogos europeos". El biógrafo salva a la princesa Letizia diciendo que ahora que es reina no se rebaja con la reverencia como antes. En la foto Letizia de rosa:
En la foto se ve claramente cómo cuando era princesa, Letizia bajaba la rodilla y se inclinaba ante una reina, y en aquel caso más: era Rania de Jordania, a quien cada día se parece de manera más alarmante. Comparecen el mismo cirujano plástico. Parecen gemelas. Separadas al nacer.
Carlos García Calvo ha escrito el libro que ha querido y se ha publicado después de muerte. Puede decir lo que quiera. Que Letizia cuando era princesa hacía el ridículo con el rey Juan Carlos o con Rania y ahora que es reina se lo hace pagar. Genuflexa solo con el poder.