Letizia ya ha cumplido por esta semana: pasó el martes en Salamanca, visitando la ciudad universitaria por un compromiso con los Premios Princesa de Asturias, y ya ha vuelto a Madrid. Sin nada que hacer, más allá de sufrir, de temblar y de sudar con la presencia etérea de Jaime del Burgo. Podría intentar reconducir las cosas con Felipe, su marido, pero eso cada día que pasa es más quimérico. Hace unas horas, Pilar Eyre volvía a sentenciar el matrimonio real en TV3, se divorciarán. Las malas caras, gestos, separación física continuada y ningún tipo de ilusión por aniversarios de pareja importantes y próximos hacen temer el desenlace, por otra parte, más lógico. Pero claro, ¿un rey en ejercicio divorciado? Eso no se ha visto demasiado. Es la última frontera. El abismo. Y cada día se acercan más.

Una cosa, sin embargo, sí que parece haber modificado  la reina con todo el escándalo de su examante ultra: pasar de la 'Letizia podemita' a la pro-VOX. Durante su estancia en la ciudad coincidió con una protesta de agricultores, situación extendida en diferentes zonas del Estado. Las reivindicaciones no son iguales en todos los territorios, especialmente por la influencia de la extrema derecha. En Castilla y León, por ejemplo, uno de los suyos es el consejero del ramo. Y en connivencia con una asociación ultra, 6F, han ensuciado la protesta con reivindicaciones cavernarias y soflamas radicales. Pues bien, un grupo de estos exaltados fueron los que hacían el paseíllo al vehículo de la reina en la ciudad, y a los que ella saludaba con insistencia, bajando la ventana y de manera desafortunadísima: por el gesto y lo que recuerda, y por cargarse la neutralidad obligada en la Familia Real. Letizia, ahora con los ultras que la quieren echar de Zarzuela. Otra inmolación.

Letizia saluda con el brazo alzado / Youtube

De la visita hemos rescatado otros pasajes, como el que explicaba el diario 'La Gaceta de Salamanca' sobre la petición expresa que hacía Casa Real antes de la llegada de la consorte. Reservas de sangre. La suya, que no es azul, es la más común: no tendría que haber problema. En todo caso, la insistencia de Zarzuela llamó la atención. Ahora bien, ni mucho menos lo ha hecho tanto como el vídeo viral que recoge uno de los fenómenos más habituales cuando un monarca español visita alguna localidad del Estado. Aquellas pequeñas aglomeraciones de ciudadanos, sean fanáticos monárquicos o sencillos fisgones, que se coloca detrás de vallas y barreras policiales. Allí se producen conversaciones que pasan desapercibidas para el gran público, pero que son de oro. Y gracias a un tuitero, @aaroncastro, podemos adentrarnos en una de ellas. Hay movida.

Señoras rajando de Letizia / X

Las personas que están en primera línea acostumbran a dar los buenos días al paso de la reina. Algunas, tocadas por la gracia del Altísimo, llegan a darle la mano o rozarla con los dedos. A partir de la segunda fila encontramos el gallinero. Aquí empieza el "guapa, guapa". Bien, en alguna ocasión también hemos oído decirle "floja", después de pelearse con la reina Sofía en la Catedral de Palma, pero ahora no es el caso. Aunque sí que le gritan "vivan tus hijas", y no 'viva tú' o 'viva la reina', cosa que podrían atribuir a Del Burgo. Pero es que hay algo que preocupa incluso más. Ni más ni menos que la cara de la reina. Si está operada o no. Perdón, si está bien operada o no, porque es imposible no ver la reconstrucción facial de la antigua presentadora. Cuando Letizia se ha ido, empieza el show, el debate. "Qué guapa es", dice una. "Yo no la veo tan guapa", replica la de su lado. "Yo la veo mucho más joven que tú", aporta una tercera con mala leche. Cosa que provoca un "claro, con las operaciones" totalmente justificado. "Ah, bueno, pero hay gente que se opera y no queda bien". Expertise nivel diez. El vídeo es impagable. La trinchan, pero con aquella alegría.

Letizia en Salamanca / GTRES