Una de las fábulas más conocidas es la de El traje del emperador. Explica la leyenda que un emperador muy poderoso, vanidoso y pedante quiso hacerse un vestido a medida con las ropas más caras para exhibir su riqueza ante el pueblo que pasaba penurias. Un sastre lo engañó y le hizo creer que la seda que utilizaría era tan delicada que solo la veían los más inteligentes. El emperador desfiló desnudo creyendo que iba vestido y un niño exclamó "El emperador va desnudo". A ojos de todo el mundo había quedado en ridículo. El cuento puede aplicarse al rey de España en sentido figurado o metafórico: Felipe se cree que tiene una vida ejemplar pero todo el mundo sabe que la Familia Real es un grupo de zánganos que se mueven entre infidelidades, fraude fiscal, corrupción y fiesta. Ahora el cuento se aplica a los Borbones no solo metafórico sino literal, la reina va desnuda. Alguien le dijo que para un acto solemne tenía que vestirse con una ropa delicada pero la tela deja ver los sujetadores blancos de Letizia por el efecto de los flashes. Letizia va desnuda porque no sabe hacer lo único que tiene que hacer: vestirse apropiadamente:
En La Sexta lo han vendido como un "lapsus": "La reina Letizia ha vuelto a sufrir un lapsus estilístico con su vestido de punto azul marino de la firma Galcon. Y es que los flashes de los periodistas han vuelto a transparentar su ropa interior. Los reyes de España han acudido a la celebración del Bicentenario del Ateneo de Madrid, un acto que tuvo como maestro de ceremonias al actor Miguel Rellán, que no dudó en tomarle el pelo a Felipe VI. Por su parte, la reina Letizia también tuvo su protagonismo por un pequeño error estilístico. Y es que la monarca recuperó para el acto un vestido de punto azul marino de la firma Galcon. El problema llegó al ser fotografiada por los periodistas. Los flashes de los medios de comunicación hicieron que se trasparentase la ropa interior de la reina Letizia". La pifia es monumental y la cara de Felipe es de "Tierra trágame" primero y de cabreo una vez sentado:
Letizia hace como si oyera llover mientras la mandíbula de Felipe no puede apretarse más, tensionada como una catapulta a punto de tirar una roca gigante para derribar los muros del castillo real. Cada acto oficial de Felipe se ve eclipsado por decenas de artículos en la prensa rosa sobre el estilismo de Letizia. Y cuando no es una cosa es otra: o va con tacones demasiado altos para su enfermedad del pie, o va con un maquillaje demasiado subido, o se ha pinchado demasiado bótox o llega tarde al acto. Siempre acapara más protagonismo ella que él. Pero cuando lo hace por enseñar la copa de los sujetadores ya pasa de castaño oscuro. Letizia como una dependienta del Bershka.
No es la primera vez que le pasa
Letizia volvió a mostrar demasiado este invierno luciendo un jersey inapropiadísimo por ser la reina, uno transparente que muestra los sujetadores reales. Todo en un acto formalísimo con la hermana del rey emérito, la que queda viva, la ciega, la infanta Margarita, con muy buen aspecto a pesar de sus 83 años, y VIPS de la categoría de Alicia Koplowitz, tan operada como la reina. Pero Letizia, con los sujetadores a la vista. La foto de disgusto de Felipe es brutal:
Felipe mira el escote de su mujer desde sus 1,97 metros, baja la cabeza y dirige los ojos a las copas de la ropa interior. Cara de pocos amigos mientras Letizia sonríe a los flashes. Tantas horas hablando de la ropa de la reina y no se fija que transparenta la ropa interior. El acto era formal, con la número 2 del Gobierno, la vicepresidenta económica. Cuando Zarzuela, para sepultar la oscura etapa de Juan Carlos, predicó transparencia no estaba pensando en estas transparencias.