Cómo ha cambiado la película con una semana de diferencia. Si el domingo pasado la reina Letizia impedía con uñas y dientes que su suegra, la reina Sofía, les pusiera la mano encima a sus hijas en la Catedral de Palma, hoy, siete días después, ha hecho todo lo posible para que Leonor y Sofía hija no dejaran ir la mano de la yaya.

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Letizia está dispuesta a todo para volver a ser vista como la esforzada reina que mira por el futuro del país y la monarquía. Pero parece que cada paso que da tiene un exceso de cálculo que quizás no le favorece tanto como ella se piensa. Desde que humilló a su suegra a los ojos de todo el mundo retirándole la mano a la reina Sofía de sus hijas, sabe que está en el ojo del huracán. Todo el mundo ha tomado partido. Y lo ha hecho en favor de la pobre Sofía, una venerable abuela a quien no le dejan ver ni acariciar a sus nietas. Incluso Pilar Rahola aseguró en el Preguntes freqüents sentir pena por la yaya Sofía.

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Desde el Letiziagate, la reina ha tenido que oír como reclamaban que el rey Felipe se divorcie de ella o como le llamaban "floja, antipática y borde" a la salida de un acto. Quiere que le vuelvan a regalar las orejas y que la sociedad caiga nuevamente rendida a sus pies. Y sabe que para hacerlo, necesita volver a ganarse el afecto de su suegra, la reina emérita Sofía. Ayer operaron al rey Juan Carlos de la rodilla. Y ayer ya fue Letizia al Hospital Sanitas de la Moraleja del brazo de Sofía. Le abrió la puerta a su suegra, le hizo gestos cariñosos... Todo suma. Pero eso no sirvió para que el rey la quisiera ver en la habitación ni que la infanta Elena acepte el paripé que hace, utilizando a una abnegada Sofía que siempre está allí para salvar a la Casa Real. De hecho, Letizia y Felipe, con las niñas, y Sofía, han llegado cuando Elena ya había salido del hospital.

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Pero la operación hipocresía sólo había hecho que empezar. Curioso que a pesar de no soportarse con sus suegros, vaya dos días seguidos a ver a Juan Carlos a la clínica. Y por una simple operación de rodilla... Por si los espectadores no tuvieron bastante viéndola ayer haciéndose la amiga íntima de la madre de su marido, hoy ha vuelto. Pero hoy ya ha puesto todas las fichas encima de la mesa. All in. Hoy Letizia ha llevado a las niñas y a la abuela. Todas juntas. Como una excursión al campo. Vamos a ver al abuelo y a pedir pollo asado. La familia feliz. Además, se ha preocupado mucho de que sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, fueran de la mano de la reina Sofía en todo momento, desde que han salido del coche hasta que han atravesado la puerta del hospital, pasando por el posado de rigor ante los medios. Incluso Leonor parecía encantada de la vida de ir cogida de la mano de la abuela.

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¿Y Felipe? Probablemente siguiendo indicaciones de Letizia, en todo momento iba adelantado sin entorpecer la imagen de las dos reinas y de las niñas pequeñas. En esta cuestión sabe que tiene un papel secundario y que por mucho rey que sea, quien corta el bacalao, como mínimo en este tema, es su mujer. De hecho, ni se atreve a pronunciarse sobre lo que todo el mundo se está preguntando al ver estas imágenes de hoy, comparándolas con las del domingo pasado. De entre todos los compañeros periodistas, sólo la reportera del programa Socialité de Telecinco, se ha atrevido a hacerle la pregunta que nos hacemos todos.

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Después de que Felipe informara de que su padre está en planta, Giovanna González, la periodista de Mediaset, le ha preguntado al rey si ahora daban esta imagen de unidad para compensar la imagen dada la semana pasada. Pero el rey ha callado. Eso no toca. Ha saludado, y se ha girado, con su mujer e hijas hacia el coche. Quizás el día que hable y explique lo que realmente le pasa por la cabeza, Letizia saldría trasquilada. ¿Por cierto, volverá mañana Letizia al hospital con la reina Sofía? ¿A quién llevará mañana? ¿A la infanta Cristina? Se admiten apuestas...