Después de la Semana Santa, para la monarquía esta ha sido la semana infausta. Hay un antes y un después del Letiziagate en la Casa Real. Mientras todo el mundo no da crédito al feo de Letizia a Sofía, en Zarzuela hacen mutis por el foro y tiran pelotas fuera con la misma facilidad con la que la reina Letizia quitaba de encima la mano de su suegra del hombro de su hija. De rebote, Letizia podría provocar la caída de la monarquía española, y antes de que eso pase, Jaime Peñafiel aconseja a Felipe que se divorcie de su mujer antes de que todo se vaya al garete.
Han trascendido reacciones por parte de los miembros de la familia real, pero no por boca de ellos en forma de comunicado, sino por vía de padres, madres, primas, amigas, el muerto y quien lo vela. Sabemos que Juan Carlos está más enfadado que cuándo se le escapaban elefantes en Bostwana, que Letizia está desolada o que la abuela está dolida, pero todavía no hay comunicado oficial sobre la cuestión. Oficial no, pero oficioso sí. Y sorprendente. En su artículo de opinión de hoy en el diario El Mundo, Pilar Urbano, una de las periodistas con mejor hilo directo con la Casa Real, escribe cuál ha sido la reacción de Zarzuela.
La cronista ya sorprende con lo que pasó en un primer momento en Palacio justo después de tener lugar la pelea de reinas: "Llamo, pregunto y me dicen: "Mientras ocurría esa escena, nadie le dio importancia... No fueron conscientes de la interpretación que podía tener. De hecho, se fueron todos a comer a Marivent como si tal cosa, sin la menor tensión"... Eso ya demuestra que los Borbones viven en una realidad paralela. ¿La reina y la reina emérita protagonizan una escena propia de quinquis? Ningún problema. Un arrocito con bogavante lo cura todo. No hay que tener un master en protocolo para saber que lo que había pasado en la Catedral de Palma no era normal. Quizás nadie fue consciente de la interpretación que podía tener el gesto porque a los responsables les regalaron el master en la misma universidad donde estudió Cifuentes.
Continúa Urbano explicando la reacción de Zarzuela: "Después, ante la reacción que se desató, y a la vista de la trascendencia que aquello adquiría, todos tomaron nota de que aquello no estuvo bien... 'Hemos entendido, y tomamos nota'"... Como no fuera la nota de la comida del restaurante, no se entiende que cinco días después todavía no hayan hecho ninguna enmienda oficial en un momento en que la monarquía corre el riesgo de tambalearse. Lo único que se hace, en cambio, es desinformar deliberadamente a los ciudadanos con imágenes sesgadas de caídas de Felipe.
Lo más sorprendente, sin embargo, de la reacción de Zarzuela, ha sido saber a quién responsabiliza de los 8 segundos vergonzosos de la disputa entre suegra y joven.... ¿A Letizia? ¿A Sofía? ¿Al rey Felipe? A Juan Carlos?... A ninguno de ellos... Para rebajar el souflé, Zarzuela lo justifica cargando las culpas de manera indirecta a... la princesa Leonor. Escribe Pilar Urbano que según sus fuentes de Palacio, en Zarzuela "se invoca a la inocencia de una niña de doce años, cansada de una larga ceremonia religiosa, saludos a los invitados que desde los bancos, a izquierda y derecha, la fotografiaban con su móviles..., lo mismo le daba desembarazarse de la mano de su abuela que de la de su madre". Sí, sí. Y los Reyes Magos vienen de Oriente. La niña estaba cansada de saludar y que le hicieran fotos. Pobrecita princesa. Cosas de niños. Aquí paz y después gloria. Y nosotros nos lo tenemos que creer. Urbano, sin embargo, a pesar de conceder el beneficio de la duda, cree que "la mirada de la princesita a su madre era de niña subyugada, no digo temerosa, digo sometida a una instrucción y a una disciplina férrea, una sobreprotección materna".
Elionor se está convirtiendo en un mini-yo de Letizia, y como decía Peñafiel, a la escuela va pidiendo que le hagan reverencias los compañeros de clase, pero atribuir la culminación del odio que se profesan Letizia y Sofía a que Leoonor estaba cansada y que le daba lo mismo desembarazarse de su abuela que de su madre no se lo traga nadie. O quizás Zarzuela realmente se lo cree. Ese es el problema. O uno de los muchos que tienen. Que se piensan que el resto de los humanos siguen siendo niños de cinco años escribiendo la carta a los reyes.