Una de las imágenes más grotescas que nos ha regalado la familia real los últimos años fue, sin duda, el paripé de familia feliz cenando todos juntitos una sopa de aspecto turbio que después supimos que era de acelgas. Una imagen estilo Los Serrano, versionada por los reyes y sus hijas: Los Borbones. Pero Letizia no es Antonio Resines. Este, como mínimo, se pasaba la serie comiendo jamoncito del bueno. Letizia prefiere las verduras flotando de manera sospechosa en un plato lleno de caldo. Una delicia si juzgamos por la cara de asco de su hija ante la propuesta culinaria de su madre.
¿Qué le pasa a Letizia con la sopa de acelgas? ¿De dónde le viene esta obsesión por un plato tan poco apetitoso como este? Tiene la clave Carlos García-Calvo, autor del libro Letizia. De la "A" a la "Z". La obra póstuma del periodista y escritor especializado en los Borbones, y especialmente, en la reina, que es una recopilación de diferentes entradas en orden alfabético que ayudan a dibujar un perfil sobre la mujer de Felipe. Describe por qué le tiene pánico a los dulces o por qué comería todos los días del año un alimento tan poco estimulante como las acelgas, por muy sanas que sean.
El numerito hagiográfico de la familia real provocó el efecto contrario al deseado. Escribe el difunto García-Calvo: "El vídeo fue muy criticado, ya que no se suele tomar sopa al mediodía, siendo este un plato más ad hoc para la noche. También se criticó que la reina sirviese ella personalmente a su marido e hijas. Y tercero, la sopa produjo un rechazo y muchos opinaron que aquello era un asco ya que parecía agua de mar no muy limpia en la que flotaban algas. O medusas". Y ya sólo faltó escuchar a Felipe diciendo: "¡Mmmm! ¡Sopita, qué rico!":
Escribe el autor que la clave de todo la encontramos en otro libro, Adiós, Princesa, de David Rocasolano: Letizia se pasó la infancia comiendo acelgas. Escribe su primo: "Para que no me desarraigara familiarmente, pasaba los fines de semana en lo que yo llamaba 'la cueva de las acelgas'. La casa de mis tíos Chus y Paloma (los padres de Letizia). Exagero solo un poco si afirmo que allí se desayunaba, se comía y se cenaba un plato de acelgas cada día"... Lo que no entendemos es como Letizia, más que cara de acelga, a menudo tiene cara de morder limones... Quizás también comía muchos de pequeña.