Las últimas horas, hemos visto a Felipe presidiendo la final de la Copa que lleva su nombre en el estadio de La Cartuja de Sevilla, donde hubo bronca en el palco y donde entregó el trofeo al equipo del cual muchos aficionados le pitaron, a él y al himno español: el Athletic Club de Bilbao. El Borbón estuvo solo, con respecto a acompañamiento familiar: finalmente su hija Sofía no fue, como tampoco (el fútbol le lame un pie) su mujer Letizia.
La parejita, eso sí, dentro de unos días tienen una cita conjunta. Y es que los monarcas españoles harán las maletas y volarán hacia Holanda. Viaje de estado el próximo 17 de abril, con la primera noche que se celebrará en el palacio real de Ámsterdam, un festín en honor suyo, una cena donde aparte de su homóloga holandesa-argentina, la reina Máxima, coincidirá con la princesa que le está ganando la tostada a Leonor como herederas con más responsabilidades. Hablamos de la princesa Amalia, a la que están poniendo en el escaparate, y que asistirá por primera vez a una cena de Estado en la mencionada cita.
Una princesa que tiene una pasión, casi una obsesión: las tiaras. De hecho, atención a lo que ella misma dijo recientemente en un libro que se publicó con motivo de su 18.º cumpleaños: "Amo las tiaras. Muéstrame una y sabré de dónde viene. Puedo reconocer todas las tiaras de Europa", ha dicho, muy convencida. ¿Y quien cogerá el guante de esta especie de reto? La reina Letizia. La asturiana tiene previsto ir a la cita con una tiara. Veremos si la princesa de Orange es capaz de reconocer cuál es y su procedencia. Y la reina española tiene donde escoger. Letizia tiene a su disposición 7 piezas donde escoger. Repasémoslas. La diadema prusiana, escogida por la reina para su boda, que se ha puesto más de diez veces y que podríamos considerar su preferida.
La tiara rusa, posiblemente una creación de Chaumet, renovada por Cartier, de platino, perlas y diamantes. O la diadema Cartier, estrenada por Leti el año 2018, diseñada en 1907 para la reina Victoria Eugènia, comprada por Juan Carlos para regalársela a Sofía. O la tiara floral, joya de aspecto bucólico que fue uno de los regalos que el pueblo español le hizo a la reina Sofía cuando se casó con el rey Juan Carlos. La infanta Cristina la llevó el día de la boda y la emérita también la ha lucido en actos importantes.
Quedan la conocida como la tiara de la Chata, homenaje al mar, recreación de conchas y la espuma de las olas, efecto creado con perlas, un encargo de 1867 por Isabel II de España a la joyería Mellerio de París para su hija Isabel, conocida como "La Chata" por la forma de su nariz, tal como recuerdan en Telva. O la pieza más emblemática del joyero real, la tiara 'Flor de Lis', el emblema de los Borbones que pertenece al llamado lote de 'joyas de pasar', conjunto de joyas que la reina Victoria Eugènia dejó en herencia especificando que tenían que ser de uso exclusivo de las reinas de España. Y la última, la diadema princesa, hecha en oro blanco y decorada con 450 brillantes y diez perlas, regalo que el rey Felipe, entonces príncipe de Asturias, le hizo en el 2009, con motivo de su quinto cumpleaños de casados.
¿Cuál se pondrá Letizia? ¿Dejará en evidencia a Amalia de Holanda? ¿Sabrá distinguir su origen? Pa chula, yo, debe pensar Letizia. Veremos.