La Casa Real sufrió un fuerte golpe con el escándalo del caso Nóos, que la dejó en una situación crítica. Fue en ese momento cuando Letizia presionó a Felipe para que interviniera y forzara la abdicación de Juan Carlos, hecho que tuvo lugar en 2014. Desde ese acontecimiento, los actuales reyes han procurado distanciarse del apellido Borbón. Letizia, en particular, ha evitado que sus hijas mantengan contacto con la familia paterna, tanto en público como en privado. Las princesas únicamente tienen una relación limitada con su abuela, la reina Sofía, quien todavía recibe fondos de los Presupuestos Generales del Estado y conserva algunas funciones dentro de la institución monárquica.
Desde el principio, Letizia nunca fue del agrado de Juan Carlos y Sofía. La principal razón era su origen plebeyo, su pasado como periodista de informativos y su divorcio previo. A pesar de la fuerte oposición, Felipe defendió su relación, llegando incluso a plantear la posibilidad de renunciar a la corona si no aceptaban a Letizia. Ante tal presión, Sofía no tuvo más remedio que enseñar el protocolo real a la entonces princesa de Asturias. Con el paso del tiempo, Letizia ha demostrado que el papel de reina se construye con esfuerzo, y no depende únicamente de la herencia o el nacimiento.
Aunque en sus inicios la figura de Sofía parecía proyectar una larga sombra sobre Letizia, esta ha logrado superarla. Hoy en día, Letizia es una de las reinas más populares y admiradas en Europa, destacando no solo por su estilo elegante, sino también por la precisión con la que maneja cada detalle de sus apariciones públicas. Nada en su vida se deja al azar; todos sus movimientos, así como los de su familia, están cuidadosamente planificados. Esta meticulosidad ha llevado a que sea percibida como una mujer fría, calculadora y con un excesivo afán de control.
Los empleados de Letizia no la respetan cuando ella no está presente
En su afán por modernizar la monarquía y reconectar con la ciudadanía, Letizia ha hecho esfuerzos por mostrarse más cercana y accesible. Un ejemplo reciente de esta actitud fue su asistencia, por primera vez, a un partido de fútbol, también a los Juegos Olímpicos de París. No le importa celebrar los éxitos de los demás, ni tampoco dejarse ver con la ciudadanía, ya todo el mundo tiene una fotografía con la reina.
Desde su llegada al trono, Letizia también ha implementado significativos cambios en la gestión del Palacio de la Zarzuela. Una de sus primeras decisiones fue reformar el menú que se servía, apostando por una alimentación más saludable que eliminó los ultraprocesados y las grasas, en favor de los superalimentos. Además, impuso estrictas normas de confidencialidad para el personal de servicio, quienes tienen prohibido hablar sobre cualquier miembro de la familia real fuera del recinto. Trabajar en Zarzuela no está al alcance de cualquiera, ya que se requiere una absoluta discreción.
Finalmente, se ha dicho que Letizia ha mostrado una actitud controladora con su personal. Su primo, David Rocasolano, reveló que en la residencia, el personal teme su presencia y, aunque la llaman “la jefa” a sus espaldas, ante ella siempre guardan silencio.