La monarquía española ha estado en el ojo del huracán durante años, especialmente desde que Juan Carlos I se vio envuelto en múltiples escándalos, entre los que destaca la ocultación de bienes al fisco español. En un intento de restaurar la imagen de la corona, su hijo y heredero, Felipe VI, renunció públicamente a la herencia de su padre en un acto de transparencia. Sin embargo, esta acción llegó demasiado tarde. Miembros de la familia real ya habían disfrutado de los beneficios de las famosas tarjetas Black, poniendo en entredicho la sinceridad del gesto.

Diversas fuentes han revelado cómo Juan Carlos I introducía dinero en España. Utilizaba maletas llenas de billetes que traía de sus viajes a lugares como Abu Dabi o después de asistir a eventos como los Grandes Premios de Fórmula 1. Este dinero, que ingresaba en el país a través de la base aérea de Torrejón de Ardoz, beneficiaba directamente a sus hijas, las infantas Elena y Cristina, y a sus nietos. Especialmente favorecidos fueron Froilán y Victoria Federica, quienes disfrutaban de tarjetas de crédito con límites exorbitantes, las cuales utilizaban sin reparo.

Casi todos en la familia real hicieron uso de las tarjetas black del rey emérito Juan Carlos I

Sin embargo, los Marichalar y los Urdangarin no eran los únicos en aprovecharse de este dinero. En los tiempos en los que la reina emérita Sofía y su nuera, la reina Letizia, mantenían una relación cordial, ambas se iban de compras, tanto en Madrid como en Londres. Las cuentas eran pagadas por Sofía, que en ocasiones usaba tarjetas provistas por Juan Carlos I.

letizia sofia minifalda mallorca gtres
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Ahora surge la duda de si Jaime del Burgo, que calificó a la monarquía de "mierda", "usurpadores" e "indignos" en uno de sus mensajes publicados en X, saca a relucir detalles sobre esta carpeta en la serie documental que está preparando y que, presumiblemente, verá la luz en 2025.

El gesto de Felipe VI de renunciar a su herencia, por cierto, aunque simbólicamente parece importante, ha sido calificado por muchos como un paripé, ya que la ley no permite renunciar a una herencia mientras la persona que la deja siga viva. Por lo tanto, su renuncia es vista como una cortina de humo destinada a desviar la atención de los verdaderos problemas que aquejan a la monarquía.