Jaime del Burgo ha destapado uno de los secretos más impactantes de la historia de la Casa Real, pero aún mantiene bajo llave gran parte de los detalles. Según la periodista Laura Rodríguez, Jaime Peñafiel, famoso cronista de la realeza, le confió que Felipe VI desconocía por completo esta relación extramatrimonial, lo que le generó sentimientos profundos de traición y humillación al enterarse. Si el rey hubiera estado al tanto de esta situación desde un inicio, jamás habría aceptado que se desarrollara. Tanto Letizia, Felipe como Jaime del Burgo firmaron un acuerdo de confidencialidad para mantener el asunto en secreto, pero este último rompió dicho pacto al revelar la historia.
La relación entre Letizia y Felipe estuvo a punto de llegar a un divorcio, una decisión que habría causado un enorme revuelo mediático y político. Para evitar este escándalo, optaron por seguir el ejemplo de los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, quienes a pesar de las dificultades de su matrimonio, decidieron llevar vidas separadas pero mantener la apariencia de unidad ante el público. Así, aunque la pareja sigue apareciendo en público como un matrimonio real, fuentes cercanas como Pilar Eyre afirman que en la intimidad ni siquiera comparten la misma cama, evidenciando que la relación está profundamente deteriorada. Se dice que el rey Felipe, para no entorpecer los asuntos de la Corona, decidió aceptar la relación de su esposa con Jaime del Burgo y que ambos se encontraban en secreto, no precisamente para ocultárselo a Felipe, sino para evitar que la noticia llegara a la prensa.
Nueva York, Londres, Suiza, Madrid y la casa de Paloma Rocasolano, los sitios donde se producían los encuentros de Letizia con Jaime
Maica Vasco, a través de su canal de YouTube, confirmó que Letizia y Jaime del Burgo se encontraban en Nueva York, una información que había sido adelantada tiempo atrás por el propio Jaime Peñafiel. Sin embargo, lo que pocos sabían era que la reina ya compartía su vida en Estados Unidos con Del Burgo. Según Vasco, ambos llegaron a alquilar una residencia en Nueva York donde él residía la mayor parte del año, mientras que Letizia lo acompañaba de forma intermitente, regresando a España solo para cumplir con sus obligaciones oficiales. En palabras de Maica: “Vivían juntos como una pareja; tenían su hogar en Nueva York. Ella volvía a España únicamente para sus compromisos de la realeza”.
En el periodo en el que Letizia pasaba tiempo en Nueva York, sus hijas Leonor y Sofía ya habían nacido. Este era uno de los mayores obstáculos para que Letizia se divorciara, ya que las cláusulas prematrimoniales establecían que, en caso de separación, perdería la custodia de sus hijas, quienes permanecerían en Zarzuela bajo la protección del rey y de la institución monárquica. Esta era la razón por la cual Letizia no daba el paso definitivo.
Toda la familia estaba al tanto de la relación con Jaime del Burgo. La madre de Letizia, Paloma Rocasolano, se encargaba del cuidado de Leonor y Sofía cuando Letizia se encontraba en Nueva York. Como abuela y exenfermera, Rocasolano dedicaba sus tardes en el palacio, combinando sus labores de abuela con el trabajo y apoyando a Letizia en su rol como madre, lo cual ha hecho que las niñas la vean con gran cariño, incluso como una segunda madre.
En Madrid tenían un apartamento de alquiler y también usaban la buhardilla de 37 metros cuadrados en la que vivía Paloma Rocasolano. Este fue el mayor golpe para Felipe VI, su suegra conocía toda la historia y la encubrió.