Letizia vuelve a Barcelona. La reina ha escogido a conciencia su último acto de este año. Acaba el curso más problemático, el de la explosión del caso Jaime del Burgo, y lo hace en territorio comanche: la capital de Catalunya, el rincón del Estado donde más antimonárquicos hay. Lo hará sin bajar del coche oficial, del aeropuerto a la plaza de Sant Jaume lado mar. No visita la Generalitat, que todavía es indepe con el presidente en funciones, sino al Ayuntamiento, en concreto al Saló de Cent donde será recibida por Jaume Collboni y mantendrá una reunión con los directores de los diferentes Institutos Cervantes del mundo. Un encuentro simbólico: Letizia da apoyo a la lengua castellana en Barcelona. Letizia quiere reconciliarse con los monárquicos, que ahora la detestan por adúltera. Para ella supondrá un desafío, no disimula las diversas razones por las cuales detesta Barcelona. Y no son solo para ser una ciudad antimonárquica y catalanista.
Letizia visitaba frecuentemente Barcelona porque residía allí su hermana Telma, que acabó enchufada en el Ayuntamiento de otro alcalde socialista, Jordi Hereu, con un cargo a dedo por ser quien era. Telma acabó fuera del Consistorio con el siguiente alcalde, el indepe Xavier Trias. Letizia no soporta esta Barcelona. Hay más razones para no tener buen recuerdo de la ciudad. Era la época donde la princesa visitaba a su amante Del Burgo en un hotel de la ciudad que supuso una humillación añadida para su marido, el príncipe Felipe. Según publicó el Daily Mail inglés, los amantes se veían a escondidas en el Hotel Rey Juan Carlos, en la zona alta de la Diagonal. Hay que tener estómago para engañar a Felipe en el Hotel Juan Carlos de la Diagonal:
Según el diario escribe al final de la página: "La pareja mantenía encuentros en el Hotel Juan Carlos I de Barcelona, llamado así en honor al padre de Felipe". Daban un nombre falso en la recepción y se instalaban en Pedralbes en el hotel de lujo 5 estrellas que gestionaba entonces Joan Gaspar. En sus camas de lujo dormían (o lo que fuera) Del Burgo y Letizia, con el gran nombre de su suegro en la fachada. Felipe humillado por todos lados. Acabó perdonando a Letizia y doce años después siguen casados. Hay más razones por las cuales Letizia odia Barcelona, se dice que aquí había varias gargantas profundas, amigas de la reina que filtraban información de Letizia. Tuvo una desavenencia con la Familia Puig, sus amigos que le regalan los mejores modelos de ropa para lucirla, como demostró la reina haciéndoles una jugarreta que explicó Pilar Eye, la periodista de Barcelona.
Pilar Eyre: "Letizia tiene una relación estrecha con la marca Puig. Viste todas sus marcas de moda. Contaré algo que no le hará gracia que cuente. Me contaron que Puig tenía preparado una especie de aperitivo, almuerzo, comida para la visita de los reyes. Una semana antes Letizia llamó y dijo qué tenía que servirse exactamente. Se había encargado el cátering a una empresa muy famosa de Barcelona y ella lo cambió de arriba a abajo. Dijo qué tenía que servirse en ese almuerzo. Dijo 'No, no, no, ha de servirse esto y esto otro'. Había que adecuarse a las exigencias de Letizia". La invitada impone el menú a los anfitriones, que son los que pagan, con malas maneras y para adaptarlo a sus gustos. Entre la prepotencia y el despotismo. Era otra Letizia, cuando venía a Barcelona y toda la burguesía le hacía reverencias. Ahora solo Collboni.