Apunten: la próxima semana sale a la venta un libro que ya antes de ver la luz, tiene irada a Zarzuela en general y a la reina Letizia en particular. Letizia, la reina impaciente (Ed. Debate), del escritor argentino Leonardo Faccio.
“Los compañeros de trabajo la recuerdan responsable, insegura, perfeccionista y déspota. Los familiares no olvidan su carácter obsesivo y dominante. Los periodistas la ven obsesionada con su imagen”. Pero no es eso, ni mucho menos, lo más jugoso que se podrá leer. El autor asegura haber hablado cara a cara con la reina y con muchas personas de su entorno actual y pasado. Ha hablado con su exmarido Alonso Guerrero, su examante mexicano y editor del diario Siglo XXI, su padre Jesús Ortiz, su abuela Menchu, su tutora en la escuela o su primo David Rocasolano. Y a juzgar por la entrevista que ha concedido Faccio en Vanity Fair, a Letizia no le gustará leer según qué.
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Explica el autor que la reina le pidió, básicamente, "que escribiera bien sobre ella y el rey. ¿Lo sintió como una amenaza velada?". Él no lo vio así, aunque explica que cuando le presentó a Felipe le dijo a su marido: "Este es el periodista que escribirá bien sobre nosotros". Pónganle música de El Padrino, y ya lo tienen. Una Letizia a quien atribuye un "temperamento que suele ser imperativo. Es un tono asertivo, de urgencia, veloz. Es el tono que ella emplea". El de ella, y el de los de los escoltas: "Incluso cuenta las advertencias que le hacen sus escoltas sobre lo que usted puede o no relatar". Especialmente interesante es cuando habla de los ex. De Alonso Guerrero, el exmarido, habló mucho en persona y por correo, revelándole un hecho que no se sabía, "que la reina y él siguen siendo amigos. A veces se reúnen a charlar, a tomar un café y que incluso ha tenido una cena con ella y el rey". Qué compiyoguis los tres.
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No es el único ex de quien habla. "También ha decidido publicar que un ex amante de la reina había recibido una llamada de ella, justo antes de convertirse en princesa. Le amenazó a él y su familia si contaba algo sobre su pasado". Vaya vayita. Él, sin embargo, la justifica: "En ese momento ella se sentía vulnerable. No quería que se revelase su intimidad. Su nuevo estatus le exigía silencio y estaba a la defensiva. En este caso la persona que corrobora prefiere quedar en el anonimato, pero ha mostrado pruebas". Unas pruebas que son más dudosas a la hora de hacer una grave acusación: "David Rocasolano, el primo de Letizia, le dice que tiene grabadas conversaciones sobre temas económicos con los reyes. Le cuenta que el dinero negro en la Casa del Rey no es un asunto del pasado ni exclusivo de Don Juan Carlos. Y afirma que guarda comprobantes de cuentas bancarias de ambos y de los negocios que hizo con ellos".
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Faccio explica que el primo no le ha enseñado las pruebas: "No habla de oídas. Es abogado. Él se reserva información, pero habla por él mismo y se reafirma en una entrevista presencial y telefónica grabada". Vanity Fair, sin embargo, insiste: "Pero acusa a dos personas, los reyes de España, de hechos muy gravas". ¿Por qué lo publica si no ha podido comprobar la veracidad? El autor no se ablanda: "Dice que escucha en primera persona hechos irregulares y guarda documentos. ¿Qué sentido tiene comprometerse si no fuera cierto? Habla desde su experiencia personal. En cualquier caso, yo pedí réplica en la Casa Real, pero no me dieron esa posibilidad. ".
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Con una curiosidad final sobre el feo a Sofía en la Catedral de Palma: "desvela usted algo que hasta ahora no se sabía. La verdad sobre el incidente con la reina Sofía a las puertas de la catedral de Mallorca. ¿Quién le dijo que ambas tenían un pacto de no fotografiar a las niñas en sitios religiosos?". Respuesta: "Un amigo suyo de la tele me quiso hacer llegar que existía este pacto entre ambas de no fotografiar a las niñas en espacios religiosos. Y que, por lo tanto, había alguna razón para lo que pasó. Ella solo exigía que se cumpliera lo que habían acordado". Colapso en Zarzuela. Un libro que promete.