En su libro recientemente publicado, "Manual de resistencia", el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habla de Catalunya ("el 155 fue como un bálsamo para la sociedad catalana"), de su ascenso a la secretaría general del PSOE, de su camino hasta La Moncloa, de otros líderes políticos como Albert Rivera ("alguien no fiable que utiliza la intoxicación pura y dura como arma política")... y de los reyes de España.

Sánchez revela el contenido de alguno de los encuentros que tuvo con Felipe VI:  "Nos reconocimos mutuamente como las personas que íbamos a sacar del país del riesgo del bloqueo". No sólo eso, sino que escenifica una realidad dónde según él, presidente y monarca son compis, no sabemos si yoguis, pero en definitiva, que se avienen a las mil maravillas: "tenemos una relación de complicidad que superó, y sigue superando a día de hoy, lo institucional. En aquellos días intensos, don Felipe y yo tuvimos la oportunidad de conocernos de verdad, en lo más personal". No sólo habla del rey. De la reina se expresa en estos términos:  "La Reina Letizia se acercó a saludarme; ella estudió en el Instituto Ramiro de Maeztu, como yo, y quería conocerme personalmente".

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Tanta familiaridad, tantas licencias, no han acabado de sentar bien en Zarzuela, según explica el diario El español. Fuentes próximas, pero no oficiales, les han asegurado que lo que se puede leer en las páginas del libro de Sánchez ha caído como una bomba en la Familia Real: "en el recinto de El Pardo hace ya unos días que saltó la alarma y el enfado. Aquí conocemos el contenido desde hace ya unos días con el consiguiente cabreo. Lo que el Jefe te comente, te pregunte, te sugiera, se queda en lo privado".

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Las mismas fuentes aseguran que el Rey hizo con él lo mismo que con los anteriores políticos a su cargo: "Cuando hablas con los Reyes te da una sensación de ser importante y ya, si sientes que al Monarca le caes bien pues mucho más". Para dejar caer que "En la Casa estamos curados de espanto con los políticos, no nos fiamos casi nunca, y queda demostrada la razón". En Zarzuela lo que ha molestado más, no es tanto que Sánchez haya dibujado a un Felipe amigo suyo y una Letizia como una especie de grouppie por poder conocerle, sino que revelara conversaciones sobre la situación política en España:  "Que cuente lo que quiera, pero ha coloreado las conversaciones como le ha dado la gana. Este se ha montado su película", concluyen.