Los secretos del pasado nunca mueren, y suelen revelar sorprendentes líos de cama. En esta ocasión, el protagonista ha sido nuevamente el rey Carlos III, quien mantuvo un tórrido romance hace varias décadas con una amiga de su actual esposa, Camilla Parker-Bowles. De hecho, resulta sorprendente que el nuevo monarca británico mantenga un vínculo tan estrecho con la familia de su antigua pareja, al punto de ser fotografiado recientemente en compañía de quien pudo haber sido su cuñado en uno de los eventos sociales más prestigiosos del Reino Unido: las carreras de caballos de Ascot.

Un triángulo amoroso inesperado: Carlos, Camilla y Lady Jane.

El pasado 20 de junio, los reyes Carlos y Camilla hicieron su entrada triunfal al hipódromo de Ascot, montados en un elegante carruaje, y acompañados por los duques de Wellington, Charles y Antonia Wellesley, que ocupan un lugar privilegiado en el círculo más íntimo de la realeza británica. ¿Pero cuál es la verdadera conexión entre ellos? Resulta que la amistad entre Carlos y los Wellesley se remonta a más de cincuenta años atrás, cuando el príncipe Carlos mantuvo una relación con Lady Jane Wellesley, una aristócrata muy amiga de Camilla. Sin embargo, a pesar de que este nuevo triángulo amoroso puede resultar escandaloso, lo cierto es que todo parece indicar que el tiempo ha suavizado las tensiones, dejando lugar a una extraña amistad.

Amor y presión mediática: la historia detrás de la ruptura

Para conocer la historia de amor entre Carlos de Inglaterra y Lady Jane Wellesley, tenemos que remontarnos a principios de los años 70. Fue un romance menos mediático que otros en la vida del entonces príncipe de Gales, a quien también se le atribuye un affaire con Barbra Streisand durante un viaje juvenil a California. En aquellos años, Carlos III quedó perdidamente enamorado de Lady Jane Wellesley, hija del octavo duque de Wellington. En teoría, ella tenía todo el pedigrí y las cualidades necesarias para complacer a la reina Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo. Sin embargo, los reflectores y la presión mediática hicieron mella en esta relación. Lady Jane, en una ocasión, respondió de forma irónica a la pregunta sobre un posible compromiso: "¿Acaso crees honestamente que quiero ser la reina?". Parece que ella no estaba dispuesta a asumir el peso que conlleva un título real, y las limitaciones impuestas por la vida pública.

A pesar de la ruptura, Lady Jane y Carlos lograron mantener una relación amistosa y cercana. De hecho, ambas familias continuaron estrechando lazos a lo largo de los años. Han sido invitados frecuentes a la finca familiar en Illora, cerca de Granada, en España, así que el cariño y la conexión entre ellos logró perdurar en el tiempo, aunque de manera diferente. Lady Jane, además de su vida personal, ha dejado su huella en el mundo del arte y la producción audiovisual. Ha trabajado en proyectos para la BBC, como investigadora en una miniserie documental sobre la guerra civil española, y ha dejado su talento en varias producciones. Su vida ha seguido adelante, lejos del fulgor de los focos reales, pero siempre con un lugar especial en el corazón de Carlos III y de su gran amiga, Camilla Parker-Bowles.