"Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada. (...) Inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común"... Perlas como estas son las que ilustraban uno de los discursos más lamentables, partidistas y abyectos perpetrados por el rey Felipe VI desde que está en el cargo. El discurso que pronunció el 3 de octubre, dos días después de lo que todo el mundo vio en Catalunya, donde las porras iban que volaban a los ciudadanos que querían votar. Ni una brizna de empatía, solidaridad o comprensión hacia los catalanes, ni un mensaje o palabra en catalán, así como ningún reproche a la brutalidad policial. Todo en orden. Nadie esperaba que el Borbón se pusiera justo, y menos, tratándose la de unidad de España y bla, bla, bla. Pero de aquí a la vergonzosa declaración, hay un trozo.
Este 3 de octubre hace 5 años del discurso más recordado de Felipe VI, especialmente en Catalunya, lo que supuso un antes y un después en su reinado y su relación con el país. Dos días después del referéndum de autodeterminación, el monarca rompió su habitual silencio (pocas veces pronuncia discursos televisados más allá de los tradicionales de Navidad o en circunstancias como la pandemia de la covid) y se dirigió a los españoles para defender la Constitución. Aquel día, en el Palacio de la Zarzuela, no sólo quiso aleccionar a los catalanes independentistas, con el discurso más duro que se le recuerda, sino que también quiso que su heredera, la princesa Leonor, estuviera presente cuando se grabó aquel discurso, según revela el diario El Mundo. En el 2017, Leonor tenía 11 años (a punto de hacer 12) y siguió en directo la grabación del discurso de papi.
La princesa estaba ante su padre cuando este legitimó el 155, que se acabaría aplicando semanas después, al dar apoyo a todas las actuaciones que hiciera el Gobierno para defender la unidad de España. Por eso, se bautizó aquel discurso como el del "A por ellos". Y hoy, día que todo el mundo recuerda aquellas palabras grotescas del monarca español, quien le ha dejado las cosas claras ha sido, una vez más, Lluís Llach. El cantautor no se ha mordido la lengua a la hora de atizar vía redes al rey español. A él y al resto de su familia. Unas palabras recordando la vergonzosa efeméride, con todo el sarcasmo e ironía del mundo. Una sentencia demoledora, un sopapo con la mano abierta, cuando le dice que "Yo no sabía que se podía abdicar de la manera que lo hizo el rey Felipe VI hace cinco años", que remata con un brutal "Adiós, Borbones, adiós."
Según recuerda El Mundo, Felipe VI habría seguido con "preocupación" la celebración del referéndum y ante su resultado, con una gran victoria del sí y con las imágenes de la represión policial llenando las portadas de todo el mundo y poniendo a España contra las cuerdas, decidió hablar. Antes sin embargo, pidió permiso al entonces presidente Mariano Rajoy, que le permitió grabar el discurso después de leer el contenido. Un discurso que pasó a formar parte de los hechos más abyectos de la monarquía española.