La estancia de Juan Carlos lejos de Madrid, en el norte de España, en Sanxenxo de mariscadas y en Vitoria en una clínica dental donde ha hecho noche en un apartamento privado del centro, ha supuesto una nueva humillación pública para el emérito: No ha puesto ni un pie en su casa, el Palacio de la Zarzuela. El anciano exmonarca no lo atribuye a ser un evasor fiscal confeso, a ser un comisionista ilegal sacando millones en bolsas cuando era jefe del Estado o a disponer de tarjetas black para toda la familia. Él culpa a Letizia. O tiene demencia senil o es un caradura. Su exilio solo tiene un culpable: él. Pero Pilar Eyre conoce por boca del entorno de Juan Carlos que está que trina contra su nuera. Ve a Letizia culpable de todo.
Escribe Eyre: "Desde la abdicación hasta el exilio, incluidas las investigaciones periodísticas sobre su fortuna, cree que ha sido por culpa de Letizia, como si Felipe fuera un juguete en sus manos. Letizia es la bestia negra del emérito, a quien responsabiliza de todos los agravios que recibe. ¿El último? Ser la culpable del desprecio que le infringió Carlos, rey de Inglaterra, al no recibirle". Juan Carlos tiene paranoia y cree que es Letizia quien llamó Camila exigiendo que su marido no recibiera a Juan Carlos. El emérito ve en todos sus males la sombra de Letizia porque sabe que la maltrató cuando él era rey y ella princesa. Pilar Eyre publica por primera vez los tres motes ofensivos que Juan Carlos le dedica ahora a Letizia: "mandona", "la asturiana", o "esa" son las palabras que suele usar para aludir a la reina de España".
En su blog de Lecturas Eyre narra el origen de la animadversión recíproca entre suegro y nuera ("Esa"), la pésima relación cuando ella entra a formar parte de la Familia Real: "Trascendían algunos comentarios hirientes de Juan Carlos a Letizia, como el que le hizo a un amigo, “que le pongan un bolsito o algo, que no sabe qué hacer con las manos”. También “es tan lista que no deja hablar a nadie”, “que le enseñen protocolo”… Y se negó a que los príncipes tuvieran su propia casa, “aquí la única Casa que hay es la mía”. Eyre recuerda una foto fatídica, la de Letizia embarazada obligada a arrodillarse ante el rey al funeral por|para el suicidio de su hermana Erika. Una embarazada ¿está obligada a semejante genuflexión a ras de suelo?:
La imagen más bestia de toda la desgraciada vida de Letizia en Palacio: embarazada, genuflexa y traumatizada por la muerte de Erika, La hermana era depresiva y estaba tocada por, entre otros, el trato que le dispensaba la princesa. Letizia se sentía culpable de aquella muerte mientras llevaba a Sofía en el vientre, y tenía que hacer una reverencia hasta el suelo a su suegro que la maltrataba. Demasiado fuerte. Eyre: "Una situación penosa que cristalizó el día del funeral de Erika, su hermana. Embarazada, con la tristeza de esta muerte horrible reflejada en el rostro, vimos a Letizia casi arrodillada delante de Juan Carlos pidiendo perdón aún no sabemos por qué. Luego todo cambió en estos últimos años: obligado Juan Carlos a abdicar prácticamente a la fuerza". Parece que esta foto fue el principio del final de Juan Carlos. La última humillación a Letizia.