Las desgracias nunca llegan solas. Una máxima que están comprobando en primera persona en una de las casas reales europeas, concretamente la de los Fürstenberg. Los royals alemanes han perdido dos miembros de la estirpe en menos de 5 meses. A finales de febrero, el icono de la jet-set de Marbella, Virginia 'Ira' von Fürstenberg, fallecía con 83 años. Actriz, diseñadora, animadora de las noches de la Costa del Sol e incluso un motivo de cabreo entre Sofía y Juan Carlos: la amante Corinna regaló un frutero firmado por Ira que, al llegar a Zarzuela, hizo subirse por las paredes a la reina emérita de España. El deceso tenía lugar en Roma, pero la pérdida se lloraba y mucho en España. Días después se celebró una misa funeral en Madrid, con invitados tan importantes como Isabel Preysler o Alfonso Díez.
La princesa era todo un carácter, muy conocida en los círculos sociales por su talante extrovertido. Un rasgo que no compartía con el jefe de la casa de los Fürstengerg, su primo Enrique, quien se acaba de despedir del mundo de los vivos con 73 años. Heinrich ha muerto víctima de una larga enfermedad, tal como informa la web oficial de la dinastia, con sede en el castillo de Donaueschinge, donde ya se ha declarado el luto de forma oficial. "Con todo el dolor, anunciamos que Heinrich Maximilian Egon Karl, príncipe de Fürstenberg, falleció a primera hora del 11 de julio. Pertenecía a una de las familias reales más antiguas de Alemania. Deja una viuda, la princesa Massimiliana, dos hijos, Christian y Antonius, y seis nietos". El primogénito, que ya ha recibido el traspaso de poderes, ha expresado su pésame: "La muerte de mi padre llena de tristeza a nuestra familia. Su personalidad especial y su gran humanidad permanecerá siempre en nuestra memoria".
La muerte de Enrique se ha producido 6 días antes de soplar 74 velas. Siempre hizo gala de un tipo de vida discreto y dedicado a su trabajo principal: la empresa cervecera familiar. También se ocupaba de la gestión económica de las fincas y los bosques que pertenecen a la casa de los Fürstenberg, unas 18.000 hectáreas en el suroeste de Alemania. A pesar de no participar demasiado del ámbito social y de los encuentros royals, también era considerado como un auténtico dandy: "Uno de los hombres mejor vestidos del mundo", recuerda la revista 'Mujer Hoy'. Descanse en paz.