El pasado 11 de enero, la princesa Leonor se embarcó en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, en la que es una de las etapas de su formación militar. Estamos hablando de una travesía de 17.000 millas que recorrerá 8 países y que terminará en Nueva York el próximo 5 de junio. Posteriormente, el barco navegará hasta Gijón, a donde llegará el 3 de julio. Para entonces, no obstante, Leonor ya no estará en el barco. Volverá directamente en avión desde NY.
Un viaje que, en buena parte, ha estado marcado por las fotos tomadas a Leonor mientras estaba en Uruguay en bikini, de las que no hay duda que darán de qué hablar en las próximas décadas. Pero no es el único percance que ha sufrido Leonor.
Leonor sigue sin adaptarse a la vida en alta mar
La heredera, poco dada a la vida en alta mar, no ha podido librarse de la cinetosis. Los mareos, náuseas y vómitos han estado presentes durante los más de tres meses y medio que llevan de travesía. Unos mareos que le han provocado más de una caída en cubierta al perder el equilibrio. El resultado: moratones por el cuerpo y algunas magulladuras que han sido visibles en sus escalas.
El Juan Sebastián Elcano, después de partir, ha hecho varias paradas: 17 de enero en Santa Cruz de Tenerife; 21 de enero en Palma de Gran Canaria; 14 de febrero en Salvador de Bahía, Brasil; 5 de marzo en Montevideo, Uruguay; 20 de marzo en Punta Arenas, Chile; 4 de abril en Valparaíso, Chile; 18 de abril en El Callao, Perú.
Otra caída de madrugada de la princesa Leonor
Actualmente se encuentra de camino a Panamá, donde tiene previsto cruzar el Canal el próximo 6 de mayo. Hasta entonces, el buque no tocará tierra. Y la princesa se encuentra lidiando con una cinetosis que no ha desaparecido. Leonor sigue sufriéndola a diario. No consigue aclimatarse al oleaje, al espacio reducido del barco y a no pisar tierra en varios días. Además, las aguas que atraviesa suelen estar especialmente revueltas.
En este sentido, nos cuentan que Leonor recibió el golpe de una ola durante la madrugada esta semana y terminó en el suelo. Las alarmas no tardaron en saltar después de que la encontraran tirada con algunas magulladuras.
Por suerte, como el resto de caídas, no debería tener más consecuencias que el aumentar la preocupación de la reina Letizia, que sigue con atención las evoluciones de su hija, a quien ha intentado sacar del Elcano interrumpiendo su formación militar en más de una ocasión.