Los reyes Felipe y Letizia, y sus dos hijas, Leonor y Sofía, la mayor, con heridas en las manos, y con un chico que se parece a su novio brasileño, están en Catalunya para entregar esta noche, en Cornellà de Llobregat, los Premios FPdGi, que concede anualmente la Fundación Princesa de Girona en apoyo a los jóvenes. Antes, sin embargo, agenda apretada durante este lunes 4 de julio la de los Borbones. Por la mañana han estado en el Palacete Albéniz, donde se han reunido con el Consejo Asesor de la fundación, asistirán a un taller para jóvenes de la fundación y se encontrarán con galardonados de ediciones anteriores de los premios de la Fundación.
El plato fuerte tendrá lugar esta noche, como decíamos, en el Museo de las Aguas de la Fundación Agbar, y se espera, como es habitual, que durante la entrega de premios haya un discurso de la princesa de Asturias y Girona, Leonor, y de su padre el rey Felipe. Veremos qué cara pone entonces y de qué humor está, porque esta mañana, en el Palacete Albéniz, no estaba para monsergas.
Malas caras
Una secuencia de fotografías muy explícita muestra un momento en el cual él y su mujer, la reina Letizia, iban juntos el uno al lado del otro dirigiéndose hacia un encuentro con diferentes personalidades y comentando la jugada en petit comité, fuera cuál fuera el tema de conversación. No sabemos si hablaban de las hijas, de los premios, de Catalunya o de si falta champú en su ducha, pero lo que está claro son las malas caras más que evidentes que han lucido los monarcas durante el momento en que los objetivos de las cámaras inmortalizaban el momento. Unas caras agrias, él, gesticulando mucho, y señalando, mientras ella en un primer momento, hace como si oyera llover, pasando de todo y sonriente, aunque después lo mira, los dos con el ceño fruncido. Una secuencia poco habitual en público, aunque no es ni la primera ni la última vez que no se cortan un pelo a la hora de dejar constancia de su disconformidad por alguna cosa:
La última imagen es bastante explícita. Él, mirada perdida hacia el horizonte, ojos encendidos y mordiéndose el labio, como aguantándose de decirla de padre y muy señor mío. Ella, cara de circunstancias y de pocos amigos, manos en los bolsillos y mirada para abajo. Nada podrá superar aquella frase que ya ha pasado a la historia del "déjame terminar" que Letizia le espetó públicamente a Felipe, el 6 de noviembre del 2003, en el Patio de los Austrias del Palacio de El Pardo, cuando en medio del anuncio de su compromiso ella estaba hablando del fin de su carrera como periodista y él quiso intervenir. Pero no nos negarán que las imágenes de este 4 de julio, son, como mínimo, poco habituales.