Froilán está desaparecido. Desde el mes de diciembre no tenemos ninguna noticia del primogénito de la infanta Elena y Jaime Marichalar. Fue a raíz de la aparición de unas imágenes nocturnas cortejando a una chica, Belén Perea. Una modelo e influencer con la que había estudiado en el internado de Sigüenza, y que había reaparecido en su vida ocupando el espacio que había dejado vacío Mar Torres, su exnovia multimillonaria y heredera del imperio del embutido El Pozo. Aquello duró poco, muy poco. De hecho no se ha hablado más desde que se publicó una grabación de Belén haciendo pipí entre dos coches y peleándose en una zona de copas de Madrid. Perea se ha evaporado. Y Froilán también. Su espacio mediático lo monopoliza ahora su hermana, Victoria Federica.
La nietísima de Juan Carlos I es la nueva sensación del mundo influencer. Una estrella que cotiza muy alto, a precio de oro. Tiene un caché que asusta: 9.000€. Es lo que dicen que cobró por hacer de madrina del Salón de la Moda flamenca de Sevilla. Y no era su primer trabajo: durante la pasada Navidad también ganó una morterada dejándose ver en la alfombra roja de otra fiesta (su especialidad). Vic tiene 119.000 seguidores, una cifra que no es nada del otro mundo en este negocio. Pero su estatus vende mucho: por eso ha fichado por la agencia de representación de María Pombo, Yo soy Olivia. No es de extrañar, teniendo en cuenta el sesgo ideológico de Pombo y su marido.
Pues bien, hay un movimiento curioso y sorprendente en esta industria y este círculo tan selecto de jóvenes celebrities. Mar Torres, excuñada de Victoria Federica, es la nueva incorporación de la agencia Inmanagement, la empresa de Dulceida. Su nómina es de primera: aparte de Aida Domènech, tienen a Anabel Pantoja, Sofía Suescún... y ahora a Torres. Tampoco destaca por sus números: 75.000 followers. Pero parece que la contratación responde a cuestiones estratégicas y de posicionamiento. Tiene gracia, porque entre Mar y Victoria no se soportan: la segunda la considera una "boderline". Tampoco tiene buena relación con Froilán, con quien se peleó para salir con la Belén aprovechando que ella estaba de vacaciones en México.
El caso es que Torres tiene nuevo trabajo y está muy contenta. Ella misma ha anunciado la incorporación en redes: "Estoy súper feliz". Normal, a partir de ahora juega en la máxima competición, junto a los nombres más conocidos del panorama. Mar siempre ha querido fama y reconocimiento, y la proyección que conseguirá será potentísima. También un verano muy divertido en la mansión ibicenca de fantasía donde instala su base de operaciones la factoría de Dulceida y su madre, Anna Pascual.
Empieza una era y una conexión: la de Dulceida-Froilán. Sí, de rebote y todo lo que quieran, pero aquello de los seis grados de separación se ha acortado y mucho.