Dinamarca vive instalada en la omertà siciliana. El 31 de diciembre de 2023 quedaba instaurada la ley del silencio en la Casa Real, con la aparición de la reina Margarita II anunciando que abdicaba, pasando el testigo a su hijo Federico. La veterana reina, que ahora tiene 84 años, se inmoló en un momento de absoluto caos por el escándalo Genoveva Casanova: la cita demasiado amistosa del príncipe con la socialité mexicana en Madrid, a espaldas de su mujer Mary Donaldson e incluso de todo el país. La australiana, como hemos explicado muchas veces, esperó hasta final de año para detonar la bomba, largándose sin previo aviso a su país. Su suegra lo vio claro: tenía que ofrecerle un pacto que no pudiera rechazar. Renunciaba al trono y a su promesa de morir en él en favor del matrimonio en crisis: una corona une mucho, claro.
Nadie de los Glücksburg habla de este tema, aunque sea del dominio público. Ni Federico X ni Mary, ni tampoco Margarita. Una actitud que empieza a fastidiar a la opinión pública danesa, que es muy monárquica, sí, pero que no le gusta que la tomen por tonta. El país quiere respuestas, pero no hay ninguna. Siempre hay excusas, cuando no un 'son asuntos privados'. Diarios, expertos y particulares ya no se esconden. Y lo que acaba de pasar este lunes 17 de junio todavía molesta más.
Margarita acaba de protagonizar una portada de revista gracias a una entrevista singular. La primera vez que habla con un medio de comunicación desde aquellos días de furia en las postrimerías de 2023. Una ocasión perfecta para, una vez digerido todo aquello, ofrecer algún tipo de análisis, explicación o comentario al respecto. La expectación era enorme, y seguramente la tirada del semanario mayor que en números anteriores: no tienes cada día a una reina dedicando su tiempo de manera individualizada. Ni en las grandes revistas ni diarios, ni tampoco en las publicaciones más específicas, como es el caso del Hendes Verden: un semanario de costura.
La afición de la reina por el diseño es muy conocida, tiene muchas vertientes artísticas bajo la vestimenta real. Y nos parece perfecto: en España, por ejemplo, ningún miembro destaca absolutamente en nada. La elección del medio condiciona la entrevista, convirtiéndola en una tomadura de pelo. No ha dicho ni una palabra sobre el cambio en el trono o la situación provocada por su hijo infiel, solo explicaciones sobre bordados y artesanía. Literal. La experta Kim Bach, del 'Ekstra Bladet', dice que es una entrevista "barata. Nos debe una explicación. Si puede hablar de bordar, también puede hacerlo sobre por qué ha incumplido una promesa". Tiene la sensación que no la dará nunca, y que siempre encontrará justificación: "Si da muchas entrevistas, Federico y Mary quedarán mal. Y no dirá nada que pueda fastidiar a su hijo". El pueblo, como siempre, la última de las preocupaciones.
