El nuevo folletín royal danés nos acaba de ofrecer un bonito y jugoso episodio: el príncipe Christian, de 18 años, ha jurado la Constitución de su país durante su primera asistencia a una reunión del Consejo de Estado. Lo hacía en medio del escándalo que sacude la vida de sus padres, el príncipe Federico y la princesa australiana Mary Donaldson. Ella es la principal víctima de la exclusiva fotográfica del royal con Genoveva Casanova en Madrid. El hijo de la reina Margarita tendría una aventura con la mexicana, y alguien avisó a los paparazzis en la capital de España durante uno de sus encuentros de cena, espectáculo y pernocta. Se habla de venganza, de despecho, de chantaje. Se dice de todo. Un mal trago para la madre de Christian, pero también para él mismo. Su gran día, eclipsado por un marrón como este. Gracias, papá.

Todas las miradas estaban puestas esta mañana en el Palacio de Christiansborg, en Copenhague. Y la verdad es que la cita no ha decepcionado a los seguidores de la trama. La decisión sorprendente de Donaldson es lo más relevante: ha llegado una hora después de que empezara la cita, se la ha fumado, vaya. Ni rastro de ella en las fotos oficiales. Lo ha dejado solo: es bien cierto que ella no es de sangre azul cinco estrellas, pero sorprende. Imaginen que hubiera pasado en España durante la jura de Leonor, que dejaran fuera de Letizia. Ardía Troya. La sala del Folketing, la oficina del primer ministro y la Corte Suprema tenía un aire desencantado sin la presencia materna del joven Christian. Si ha sido una imposición o la decisión personal de una mujer herida por su marido, pero también por su familia y el establishment que tiene detrás, es una incógnita. Pero el tufo existe.

Christian de Dinamarca jura la Constitución con su padre Federico y la abuela y reina Margarita / GTRES

Los fotógrafos sí que han podido retratar a Mary a la salida de la reunión, y podemos asegurar que no ha dejado de lado a su hijo. Una cosa no quita la otra. Abandonaba el palacio junto con al gran protagonista de la jornada, sentada a su lado, mientras Federico iba en el asiento del copiloto mostrando una sonrisa falsa y exagerada. La teatralización del momento es evidente, es el "dientes, dientes" de la Pantoja pero en versión nórdica. Hay idiomas universales, y el de la hipocresía es uno de ellos. Y en el mundo monárquico se estila muchísimo, como todos sabemos.

También tenemos la teoría que dibuja a la australiana como una consentidora, cómplice de tapar el escándalo a toda velocidad. La ausencia durante los actos oficiales de hoy, evitando ninguna fotografía oficial ni situación potencialmente problemática, y alejando así el ojo crítico de la prensa en un momento delicado de la corona, fundamenta esta perspectiva. Dejarlos solos para no poner más presión, pero como nos ha demostrado el caso Charlene y Alberto de Mónaco, la distancia es un terreno extremadamente fértil para la turbulencia, el rumor y el lío. La conducta de Federico ha empezado el fuego, pero en Dinamarca tienen vocación de bomberos. Lo apagarán como sea. Y ya después ajustarán cuentas. Lo que está claro es que Christian se está haciendo un máster estos primeros días de su edad adulta. Un no parar.

La Familia Real danesa, con Christian en el centro / GTRES
Federico y Genoveva, pillados / Lecturas