La reina Letizia ya hace más de 10 años que ejerce el cargo. Y nunca, en todo este tiempo, ni antes, cuando era princesa, la hemos visto saliendo de la norma, traspasando la hoja de ruta que se le presupone, siendo espontánea o reaccionando de manera natural, alegre, divertida y despreocupada. Sino todo lo contrario. Parece que vaya siempre estirada como si se hubiera tragado el palo de una escoba. Siempre protocolaria, siempre intensa, nunca sin salir de su papel. Por eso, cada vez que una homóloga hace un gesto espontáneo, la dejan en evidencia si comparamos a la una con la otra.
Ya tiene narices que a la reina Letizia nunca la hayamos visto vestida de faraláes en la Feria de Abril de Sevilla, y sí, en cambio, a la reina holandesa. A falta de la monarca española disfrutando de una de las fiestas más reconocidas de su país, tuvo que ser Máxima Zorreguieta quien lo hiciera. Ahora, la que le ha pasado la mano por la cara ha sido otra royal, una reina como ella, que ha demostrado que no pasa nada por dejarse ir. ¿Quién? Matilde de Bélgica.
Primero, tal como destacan en Vanitatis, por atreverse a ir vestida de color amarillo, y no pasa nada por esta elección cromática. Pero sobre todo, por lo que ha hecho en público. Acaba de participar en un taller en su país, 'Un puente entre dos mundos', que conecta a personas en situación vulnerable o con problemas de salud física y mental, con niños de segundo de primaria, bajo un hilo conductor, la canción francesa. Matilde, totalmente entregada a la causa, haciendo caso del profesor y mostrándose absolutamente integrada en lo que estaba explicando él, primero, siguiendo el ritmo con su voz, manos y pies. Después, entonando diferentes canciones en francés, sin temores al qué dirán, y atreviéndose incluso con la versión francesa de la mítica canción Volare de Domenico Modugno.
Unas imágenes que no se suelen ver, de hecho, que son imposibles de ver con la reina Letizia. ¿Se imaginan a la asturiana poniéndose a cantar, vestida de amarillo, y alejándose tanto de los cánones protocolarios que sigue a rajatabla? Pues eso es lo que ha hecho la reina belga, dejando a la española a la altura del betún, con respecto a espontaneidad y dejarse ir. Una Matilde que incluso, se ha atrevido a soltarse el pelo, ella, que durante mucho tiempo tuvo la etiqueta de 'la reina de hielo', porque no salía nunca del papel que tenía establecido. Una Matilde que a pesar de su incomodidad, porque no es una persona que acostumbre a mostrarse tan natural, sabía que eso daría mucha visibilidad a la causa en la cual estaba participando.