La visita de Estado de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda a Bélgica ha sido un derroche de glamour y ostentosas joyas, que no ha dejado a nadie indiferente. Ambos monarcas deslumbraron con su impecable estilo, pero fue Máxima quien se llevó el protagonismo con sus joyas. Sin embargo, mientras que Máxima no pierde la oportunidad de lucir sus preciadas "piedras" millonarias, la reina Letizia opta por un enfoque discreto en cuanto a sus elecciones de joyería para eventos importantes y visitas de Estado. Esta elección crea un nuevo elemento diferenciador entre ambas reinas al resaltar sus diferentes estilos y preferencias con relación a sus looks reales.

Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica sacan a relucir sus tesoros reales

En la cena de gala celebrada en el palacio de Laeken, tanto la reina de los Países Bajos como la reina de Bélgica sacaron a relucir las tiaras más importantes de sus joyeros. Máxima lució la impresionante tiara Stuart, mientras que Matilde de Bélgica optó por la tiara de las Nueve Provincias, además de llevar la tiara Wolfers como gargantilla. Al día siguiente, en un acto de agradecimiento por la hospitalidad recibida, Guillermo Alejandro y Máxima organizaron un concierto de gala en el cual no se usaron tiaras, aunque Matilde decidió lucir una como gargantilla, demostrando su gusto por las joyas de gran valor.

Máxima de Holanda
Máxima de Holanda

En cuanto al atuendo, tanto por la mañana como por la noche, ambas reinas coincidieron al elegir diseños del reconocido diseñador holandés Jan Taminiau. Máxima volvió a lucir un vestido que ya ha llevado en varias ocasiones desde que lo estrenó en 2011. Se trata de un elegante diseño inspirado en la estética griega, con un escote asimétrico y una sofisticada capa de seda en la parte posterior. La reina de los holandeses complementó su look con un cinturón joya que resaltaba su figura, sandalias doradas de Gianvito Rossi y un clutch a juego.

Máxima brilla con su colgante de citrino

Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el impresionante colgante que Máxima llevaba en el cuello. La reina combinó un collar de diamantes del joyero de los Orange-Nassau con un gran citrino rodeado de diamantes más pequeños, una elección audaz y brillante que resalta su amor por las joyas extravagantes. Además, Máxima lució una pulsera de citrinos para complementar su look.

Por su parte, Matilde de Bélgica deslumbró con la tiara del laurel, una joya clásica realizada en platino y diamantes en 1912. Este regalo, recibido con motivo de su compromiso con el entonces príncipe Felipe, es una de las tres tiaras que ha lucido durante la visita de los monarcas holandeses, junto con la tiara de las Nueve Provincias y la tiara Wolfers. Matilde demuestra su buen gusto y estilo clásico al combinar estas piezas con sus elegantes vestidos. 

Así que, mientras que Máxima de Holanda muestra su predilección por las piedras preciosas y las joyas extravagantes, Letizia suele elegir un enfoque más sencillo en la selección de sus joyas. Dos reinas, dos estilos, pero un mismo objetivo: brillar en los eventos más importantes de la realeza.