En el mundo de las monarquías europeas, los escándalos de infidelidad no son nada nuevo. Desde el famoso romance de Carlos III con Camilla Parker Bowles hasta el más reciente affaire de la reina Letizia con su ex cuñado, la historia está plagada de engaños y traiciones. Sin embargo, había una pareja que parecía escapar de este drama: Máxima de Holanda y Guillermo Alejandro de los Países Bajos. ¿O no? El matrimonio entre Máxima y Guillermo siempre fue visto como un cuento de hadas moderno. Sin embargo, recientes revelaciones sugieren que detrás de las cámaras, la realidad era muy diferente. Durante su complicado noviazgo, Máxima tuvo que enfrentar numerosos desafíos, incluyendo las supuestas infidelidades de su pareja con una de sus ex novias.

Es por esto que, desde el principio, la relación de Máxima y Guillermo estuvo marcada por la desconfianza y la presión mediática. Mientras el entonces príncipe estaba emocionado con ella, Máxima prefería tomarse las cosas con calma y desconfiaba de las verdaderas intenciones de su futuro esposo. Incluso estableció condiciones para su relación, incluyendo que Guillermo dejara de beber. "Es que desayunaba con whisky", afirmó años después Solange Boig, prima hermana de la actual reina de los Países Bajos. Una vez que Guillermo decidió dejar atrás el apodo de Prins Pils (príncipe de la cerveza), que se había ganado a pulso, comenzó a reflexionar sobre su comportamiento. Esto fue solo la punta del iceberg en una serie de desafíos que la pareja tuvo que enfrentar para mantener viva su relación.

Errores bajo la lupa: el desliz de Guillermo y su impacto en la relación con Máxima

A medida que la presión sobre la pareja aumentaba, los errores de Guillermo se volvían cada vez más evidentes. En medio de este frenesí mediático, en un momento crítico donde las críticas hacia la argentina alcanzaban su punto máximo y el escrutinio mediático comenzaba a pasar factura, el príncipe heredero tuvo un desliz que decepcionó a una Máxima ya estresada. En un giro desafortunado, mientras la futura reina estaba inmersa en un intensivo de perfeccionamiento del holandés en el Instituto Ceran en Bélgica, unas imágenes muy comprometedoras aparecieron en las portadas de las revistas holandesas: las del príncipe Guillermo reunido con su ex, Emily Bremers. No se necesitaba saber mucho holandés para entender el contenido de esas publicaciones y el impacto que tendrían en la relación de la pareja.

Entre discusiones y propuestas: la tormentosa relación de Máxima y Guillermo

El encuentro de Máxima con Guillermo en el aeropuerto belga tras su exposición en la prensa sensacionalista no fue precisamente cálido. En la exclusiva sala VIP, una discusión airada estalló, con Máxima lanzando reproches hacia el príncipe por los sacrificios que ella estaba realizando por la relación. Parece que el mensaje no caló hondo en el miembro de la realeza neerlandesa, ya que, al final del año, repitió la hazaña al encontrarse nuevamente "en secreto" con Emily.

Ante esta situación, Máxima decidió tomar cartas en el asunto y lo dejó con el pretexto de que pasaría las vacaciones navideñas con su familia en Argentina. Sin embargo, Guillermo no se rindió fácilmente. En una sorpresiva jugada, apareció en Navidad con un deslumbrante anillo de diamantes y una sincera disculpa en la mano. Y así, veintiún días después, en un escenario romántico junto al estanque del palacio Huis ten Bosch, le pidió matrimonio.