Si cogiéramos a todas las royals europeas y las pusiéramos una al lado de la otra en fila, veríamos como en un extremo de la hipotética hilera habría la reina Letizia, y en el otro, la reina Máxima de Holanda. Son como el día y la noche. Se parecen como un huevo a una castaña. Todo lo que en una, la mujer del Borbón, es tirantez, gesto serio siempre buscando que se cumplan las normas, corsé máximo, rictus de intensita y carácter fuerte y a menudo, como si estuviera permanentemente fastidiada e insatisfecha con su entorno, en la otra es espontaneidad, calidez, dejarse ir y demostrar que a pesar de su posición privilegiada, cuando hace falta, hace como el resto de mortales y se suelta el pelo.
Solo hay que ver el despacho de la una y el despacho de la otra. La asturiana, como si estuviera en una nave espacial del futuro, todo blanco, sin decoración, de una frialdad que echa para atrás. Parece la sala de operaciones de un hospital. La orange, todo lo contrario: acogedor hasta decir basta, confortable y lleno de humanidad y personalidad de la reina. O la que sin duda es la imagen que más las distancia: Letizia, siendo española, ha sido incapaz de ir nunca a la Feria de Abril y ponerse un vestido de faraláes para hacer un guiño a su parroquia. Nada. Ni una sola vez se ha atrevido. En cambio, todavía se recuerdan en Sevilla las imágenes de la argentina con su familia, con unos vestidos sencillamente espectaculares. ¡Ole, ole y ole!.
Son dos de las muchas imágenes que las separan de manera fehaciente, especialmente, con respecto a su carácter y como afrontan la vida. Y ahora, una nueva imagen IMPOSIBLE de ver en la reina Letizia, protagonizada por su homóloga holandesa. Una imagen que solo de verla, le habrá hecho coger salpullidos a la mujer de Felipe, del español. Un look que por mucho que pasen los años, nunca veremos en la reina española: Máxima de Holanda, vestida de militar de arriba abajo. Ha sido mientras asistía a unas maniobras de entrenamiento con los pilotos de helicópteros del ejército. Máxima, vestida de colores verdes, casco de piloto y look marcial, participando en las tareas del ejército. ¿Se imaginan alguna vez a Letizia vistiendo así y haciendo como ella?
Máxima de Holanda, como si fuera Tom Cruise en Top Gun. Impensable para Letizia. Solo hay que recordar que el próximo septiembre, su hija Leonor empezará su formación militar en la Academia General de Zaragoza, para después hacerlo en Murcia y Pontevedra. Por tierra, mar y aire veremos a la princesa vestida de soldadito español, como su papi cada 12 de octubre. Pero mientras Felipe está orgulloso de sacarle el polvo al traje militar y las medallitas, y seguro de que se emociona al ver así a su hija, a la reina eso le provoca dolor de barriga. Como decía Pilar Eyre, "Felipe logró convencer a Letizia tras días de mucha tensión, con portazos y gritos". Le toca mucho lo que no suena que su hija dedique tres años de su vida a convertirse en capitana generala. Así que imaginen qué habrá sentido al ver a Máxima de esta guisa.