La financiación de las casas reales europeas es un tema que ha suscitado interés y debate. El costo de las monarquías en Europa es financiado en gran parte por los contribuyentes, con partidas presupuestarias públicas que respaldan sus funciones constitucionales. Sin embargo, lo que permanece en la penumbra son sus fortunas privadas y su uso discrecional de estas riquezas.

En el caso de Países Bajos, un país relativamente pequeño, los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda reciben una financiación significativa que incluye lujos como una carroza de oro y 58 millones de euros al año. Los Orange-Nassau, la Familia Real de Países Bajos, también gozan de exenciones fiscales, a pesar de las crecientes demandas públicas para que contribuyan. En 2022, los reyes decidieron guardar su carroza de oro debido a su polémica decoración colonial que representa a esclavos. Además, un estudio histórico reveló este año que gran parte de la fortuna de los Orange-Nassau se construyó a través de la esclavitud.

Sin embargo, mientras Guillermo Alejandro de los Países Bajos nació en una cuna de oro, la historia de su esposa, Máxima, es completamente diferente. Nacida en Argentina, su linaje se vio marcado por la controversia debido a la participación de su padre, Jorge Zorreguieta, como secretario de Agricultura y Ganadería durante la última dictadura argentina. Esta sombra del pasado la obligó a buscar nuevos horizontes lejos de su tierra natal.

De Buenos Aires a Nueva York: el sueño americano de Máxima

No obstante, antes de abandonar Argentina y de completar sus estudios universitarios, Máxima se sumergió en el mundo laboral. Su primer empleo fue en Mercado Abierto SA en 1989 y 1990. Luego, entre 1992 y 1995, trabajó para Boston Securities SA en Buenos Aires, en el departamento de ventas. Además, durante ese período, la actual reina de los Países Bajos también realizó investigaciones sobre software para mercados financieros. Paralelamente, comenzó a enseñar inglés a niños y adultos, además de brindar clases de matemáticas a estudiantes de secundaria y universitarios. Sin embargo, en 1995, a la edad de 24 años, dio un salto audaz al mudarse a Nueva York en busca de oportunidades, siguiendo el camino de muchos jóvenes de su generación.

Máxima de Holanda: de joven ambiciosa a "nueva rica"

Los autores Paula Galloni y Rodolfo Vera Calderón, que han investigado la vida de Máxima, describen su valiente travesía desde Argentina hasta su llegada a Nueva York como una joven ambiciosa en busca de éxito. A pesar de los desafíos iniciales, Máxima se insertó en la vida cosmopolita de Estados Unidos, hizo amigos y vivió como cualquier veinteañera, luchando por progresar en la vida.

Ambos autores están de acuerdo en que fue un desafío arduo reconstruir el entorno de Máxima en aquel momento: con quién se relacionaba, a qué oportunidades se aferraba y revelar la otra cara de la versión oficial del cuento de hadas. En este sentido, Vera Calderón sostiene que la reina no logró alcanzar rápidamente "el sueño americano", ya que le llevó tiempo encontrar el trabajo ideal, y mientras tanto, se vio obligada a cambiar de lugar en lugar para no renunciar a las oportunidades que tanto anhelaba. Ahora, Máxima Zorreguieta es conocida como la “nueva rica” de la realeza europea, una plebeya que, por un golpe de suerte, coincidió en Sevilla con el heredero al trono de los Países Bajos, que la convertiría en una reina millonaria.