El rey emérito Juan Carlos I no deja de recibir noticias preocupantes sobre su salud. A sus 87 años, el monarca ha visto cómo el deterioro avanza desde hace más de una década, y ha llegado a un punto irreversible. Sus médicos le han comunicado que los tratamientos a los que se ha sometido en los últimos años han dejado de ser eficaces, y que no hay nada más que hacer para frenar el avance de su deterioro.
La medicina regenerativa fue durante mucho tiempo su gran esperanza. Las terapias con células madre y plaquetas le proporcionaban cierto alivio y le permitían seguir adelante a pesar del desgaste físico. Sin embargo, el último informe médico ha sido concluyente: su movilidad está condenada a un deterioro progresivo y, tarde o temprano, se verá obligado a depender por completo de una silla de ruedas. De hecho, los expertos le recomiendan operarse para ralentizar el proceso, pero el emérito se niega. Para Juan Carlos, acostumbrado a una vida de acción y protagonismo, esta noticia supone un golpe devastador.
Juan Carlos I sabe que su estado es irreversible
Desde su retiro en Abu Dabi, donde reside en una lujosa villa cedida por un jeque árabe, el emérito ha intentado mantenerse alejado del ojo público, pero su situación personal se ha vuelto cada vez más precaria. Aunque la residencia cuenta con todas las comodidades imaginables, el monarca se siente cada vez más aislado. Las visitas de su entorno son esporádicas y la distancia con su familia, especialmente con su hijo, el rey Felipe VI, le pesa enormemente.
Este desenlace era previsible desde hace años. Su caída en Botswana, que destapó el escándalo de su cacería de elefantes, fue el punto de inflexión de un declive físico que ya no tiene marcha atrás. Desde entonces, ha pasado por numerosas intervenciones quirúrgicas, pero ninguna ha conseguido devolverle la vitalidad de antaño. En privado, ha confesado a sus cercanos que siente que su cuerpo ha llegado al límite y que cada día le cuesta más mantener las apariencias.
![Juan Carlos con bastón y gafas de sol GTRES Juan Carlos con bastón y gafas de sol GTRES](/uploads/s1/12/87/16/53/juan-carlos-con-basto-n-y-gafas-de-sol-gtres_1_630x630.jpeg)
Su salud mental también preocupa
Más allá de su salud física, su estado anímico también se ha visto afectado. Sus allegados aseguran que el emérito atraviesa una fase de profunda melancolía y que es plenamente consciente de que su tiempo se agota. Aunque sigue mostrando una actitud desafiante en público, en su círculo íntimo ha reconocido que se le acaban fuerzas para seguir luchando.