El universo royal británico está más alborotado que nunca. Enfermedades, suicidios y guerras intestinas en la Royal Family. En la royal y en la exroyal; Enrique de Sussex y Meghan Markle son un quebradero de cabeza para Windsor. El cáncer de Carlos III ha provocado un acercamiento incómodo, nadie lo quiere de vuelta en el Reino Unido. Ni Carlos III, ni Camila, ni el príncipe Guillermo ni la también enferma Kate. Solo el tío tarambana Gary y porque así puede facturar una pasta. Pero en general, el sentimiento british en torno a los Sussex.com es claro: que se queden en los EE.UU. Lejos.
Cosa que, al atravesar el océano Atlántico, cambia radicalmente. Norteamérica está encantada con la pareja de VIPS. En primer lugar, porque Markle era una celebrity local antes de casarse con el hijo pequeño de Diana de Gales, gracias a sus papeles como actriz, especialmente el de la serie 'Suits'. Que haya luchado contra la anacrónica realeza de las Islas es una medalla extra que le ponen en el currículum. El botín es, precisamente, Enrique de Sussex, quien se plantea seriamente pedir la ciudadanía norteamericana, una puñalada final a Buckingham. Markle, heroína. Una condición que en un país con más de 350 millones de habitantes puede provocar situaciones delirantes, con fanáticos perdiendo la cabeza y mucha pasta por su devoción.
El diario 'The Mirror' explica el caso de una madre de tres criaturas de 36 años, natural de Houston, Texas, que seguramente estará dejando de piedra a la siempre risueña y expresiva Meghan. Hablamos de una mujer, Xochytl Greer, que asegura sentirse como una "princesa de la vida real" gracias a la locura de malgastar 22.000€ en el quirófano de un cirujano plástico. La consigna al doctor, clara: quiero ser como ella. Se ha rellenado los labios con colágeno, ha cambiado la mandíbula y pómulos, se ha puesto de bótox hasta arriba, ha reconstruido su nariz, se ha reducido las caderas, subido el culo y la guinda: una liposucción de estómago. Una lista escalofriante, y que incluso hace pensar que se han equivocado con la factura. Faltan ceros. Es eso o era una franquicia del médico de la Pelopony.
La historia de Xochytl da mucho juego. Tomó la decisión de cambiar de aspecto después de dar a luz a su tercera hija, porque buscaba "la perfección". Una obsesión: "Me pusiera lo que me pusiera, me maquillara como me maquillara, nunca estaría presentable". Su canon ideal de belleza, la duquesa de Sussex. "Siempre he pensado que tiene mucha clase, que es preciosa, como la princesa Grace de Mónaco. La estudié detenidamente por dentro, mi admiración creció". De allí a bisturí masivo, con resultados que, nos sabe muy mal, hacen que se parezca a Meghan como un huevo a una castaña. Una chapuza. Ella, sin embargo, vive una realidad paralela: "Mi hija grita "mamá, mamá" cuando ve a Meghan". Un consejo: lleve a la niña al oftalmólogo. O deje de enseñarle revistas: la peque se está confundiendo. Basta. Markle, si tienes un poco de humanidad, haz algo. Detén esta locura.