La relación entre Harry y Meghan Markle se encuentra en un momento crítico, con cada vez más señales de que el matrimonio podría estar al borde de un colapso irreversible. Según informes provenientes de su círculo cercano en Montecito, la pareja ha comenzado a mostrar una creciente distancia, tanto emocional como física, en su convivencia diaria. Se habla de discusiones cada vez más frecuentes, algunas de las cuales se escuchan hasta en el vecindario, lo que ha generado inquietud sobre el futuro de su relación.
Parece que la ruptura no solo es una cuestión de rumores, sino que se está materializando en gestos visibles de distanciamiento. Por ejemplo, su 5º aniversario de bodas pasó desapercibido, sin la celebración pública que todos esperaban de una pareja tan mediática. A esto se sumó un episodio algo incómodo en un evento público, cuando Meghan rechazó un beso de su marido en la famosa "kiss cam" durante un partido de NBA, lo que provocó especulaciones sobre el estado de su vinculación emocional.
Demasiados factores que empeoran el resultado
El tema de la crianza de sus hijos, Archie y Lilibet, ha añadido más complejidad a su situación. Las diferencias sobre la educación de los pequeños, y la constante observación pública sobre sus decisiones, ha generado nuevos puntos de fricción. Las tensiones sobre cómo criar a sus hijos, en medio de las críticas y expectativas externas, han dejado huella en su relación.
Otro de los motivos de su crisis tiene que ver con la creciente tensión financiera. El matrimonio de los duques ha enfrentado varios obstáculos en cuanto a ingresos, lo que ha complicado la posibilidad de mantener su lujoso estilo de vida. Según algunas fuentes, tanto Harry como Meghan estarían luchando por encontrar maneras de generar el dinero suficiente para seguir viviendo de la forma en que estaban acostumbrados, algo que no ha hecho más que aumentar las discrepancias dentro de su hogar.
Medios británicos aseguran que Harry y Meghan no comparten cama desde hace tiempo
Y como guinda del pastel, la constante presión mediática que ambos enfrentan, desde que su relación comenzó a llamar la atención mundial, se ha vuelto cada vez más difícil de manejar. Las cámaras y los titulares de prensa están siempre al acecho, lo que ha convertido su vida privada en un verdadero espectáculo público. Esta falta de intimidad ha generado un ambiente de estrés constante que, según algunos cercanos a la pareja, ha hecho que ambos busquen, de manera inconsciente, formas de alejarse emocionalmente.
Todo ello ha generado un caldo de cultivo que ha acentuado los rumores sobre su separación. Se ha hablado incluso de que ya no comparten cama, lo que algunos interpretan como un reflejo de la fractura emocional entre ambos. A pesar de que no ha habido una declaración oficial, las fuentes cercanas aseguran que las constantes peleas y la creciente distancia emocional entre ellos podrían estar llevando su matrimonio al final de su curso.