El príncipe Harry y Meghan Markle han estado rodeados de polémicas desde que se casaron, aunque, de hecho, han estado con polémicas desde que comenzaron su noviazgo. Con Meghan Markle pasó algo similar a lo que pasó con Letizia Ortiz aquí en España, y es que la corona española no podía aceptar que el príncipe de Asturias estuviera con una plebeya, y esto mismo sucedió con la ex actriz, la cual era vista con malos ojos por todos los miembros de la familia, en especial por Carlos III y su esposa, Camilla Parker Bowles.
Sin embargo, el príncipe consiguió que su relación fuera aceptada por la misma Isabel II y esta dejó por escrito que los enamorados podían casarse. Su consentimiento para permitir esta boda fue muy polémico dentro de la familia, pero nadie podía oponerse, pues al final era el decreto de la reina. Fue gracias a esto que la pareja pudo casarse sin que hubieran voces en contra del matrimonio, aunque más de uno no estaba para nada de acuerdo con nada de esto. Es aquí cuando tenemos que volver a mencionar la palabra “polémica”, pues esta palabra no faltó en la boda de los duques de Sussex, e incluso tuvieron que devolver los regalos de boda que recibieron, aunque hay toda una historia detrás.
A los duques de Sussex se les obligó devolver todo lo que recibieron
Por supuesto la familia real británica y sus allegados sí que podían darle regalos a los recién casados, con esto no había ningún tipo de problema, pues nunca lo ha habido y nunca lo habrá. Sin embargo, el verdadero problema recae en el hecho de que los civiles y todos aquellos ajenos a la familia querían darle regalos al matrimonio del príncipe Harry y Meghan Markle, y esto es algo que está prohibido. La familia real ya se olía que iban a intentar darle regalos en excesos a los duques de Sussex, así que sacaron un comunicado dejando en claro que quien quisiera darle regalos a la pareja debería hacerlo a la residencia de los recién casados, y no al recinto real en dónde se llevaría a cabo la boda… y nadie hizo caso a esto.
Fueron muchas las personas que fueron a las afueras del Castillo de Windsor a dejar sus regalos, y estos regalos, según el protocolo, debían devolverse. Se estima que los duques de Sussex recibieron un total en regalos valorado en 7 millones de libras esterlinas, lo cual es demasiado, y debido a esto los duques de Sussex no tuvieron más elección que devolver todo lo que les habían dado.
Esto era una tragedia para Meghan Markle, pues quizás su deseo era quedarse con todos aquellos regalos, pero el protocolo de la familia es bastante sencillo. Esta devolución se llevó a cabo porque, según el protocolo, no se pueden permitir que ningún integrante de la familia real reciban regalos con fines promocionales, pues seguro que muchas marcas y negocios llevaron sus regalos a la boda del príncipe Harry para intentar ser reconocidos, aunque fuera tan solo un poco. Sin embargo, todos estos regalos fueron devueltos.