El impacto mediático de Meghan Markle y el príncipe Harry ha vuelto a alcanzar un punto álgido, y no precisamente por buenas razones. En los últimos días, un artículo publicado por Vanity Fair en Estados Unidos ha arrojado nueva luz sobre el comportamiento de la duquesa de Sussex, pintándola como una figura problemática y difícil de tratar. Las declaraciones de ex empleados y fuentes cercanas no han hecho más que alimentar las críticas hacia la pareja, consolidando una imagen que, según muchos, parece ser más calculada que auténtica.
Una de las revelaciones más destacadas del artículo es el relato de empleados que trabajaron con Meghan, quienes describen un ambiente laboral opresivo y desgastante. Un exempleado que colaboró en el pódcast Archetypes aseguró haber tenido que acudir a terapia tras trabajar con ella. Otros afirmaron que las presiones eran tales que necesitaron tomar bajas prolongadas para recuperarse.
Trabajadores quemados con Meghan Markle
Según estas fuentes, Markle es conocida por tener un comportamiento errático y autoritario, llegando incluso a gritar a sus empleados sin motivo aparente. "Te puede gritar incluso cuando nadie levanta la voz", aseguró uno de ellos, reflejando un patrón de conducta que varios han descrito como abusivo. Estas acusaciones no son nuevas. Hace unos años, antiguos empleados de la casa real británica también señalaron a Meghan por generar un ambiente tóxico, lo que llevó a una investigación interna cuyos resultados nunca se hicieron públicos.
Una de las críticas más recurrentes hacia Meghan es su incapacidad para reconocer sus propios errores. Según una fuente cercana, "si Meghan reconociera sus propios defectos o contribuciones personales a las situaciones en lugar de quedarse atrapada en una narrativa de víctima, su percepción podría ser mejor". Este comentario refuerza la percepción de que la duquesa utiliza el victimismo como estrategia para justificar conflictos o críticas hacia su persona.
Paripé de cara a la galería
Todo ello mientras publicaciones como The Cut han señalado los esfuerzos de Meghan por mantener su imagen pública a través de una constante autopromoción. Esta actitud, sin embargo, no ha logrado conectar con el público estadounidense.
En Montecito, la comunidad de lujo en California donde residen, sus propios vecinos han criticado a los Sussex por vivir en una burbuja de lujo, lejos de las preocupaciones cotidianas de la comunidad. Todo esto pinta un panorama cada vez más complicado para la pareja, que parece más aislada que nunca tanto en su vida personal como profesional.